Reportaje

El milagro del gallo y la gallina, una de las leyendas más conocidas del Camino

¿Nunca habéis escuchado, en vuestro peregrinaje, el dicho "en Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada"?

Santo Domingo de la Calzada

Santo Domingo de la Calzada

Si hablamos de leyendas en el Camino de Santiago, debemos dejar en un lugar muy especial la conocida como "El milagro del gallo y la gallina", una de las historias más conocidas en la ruta jacobea y en La Rioja. Esta leyenda tiene lugar en un paraje magnífico a la vez que mágico, uno de esos lugares que los peregrinos conocen y de los que no se olvidan fácilmente, la localidad de Santo Domingo de la Calzada, situada a orillas del río Oja. Tan importante es la leyenda para este municipio, que es bien de interés cultural por parte del Gobierno de La Rioja. De hecho, debido a la leyenda, en la catedral calceatense hay siempre un gallo y una gallina vivos.

¿Nunca habéis escuchado, en vuestro peregrinaje, el dicho "en Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada"? Este dicho está directamente relacionado con la historia o leyenda que os contaremos a continuación. Por supuesto, como en la mayoría de las leyendas, estos cuentos tienen una cierta parte real, una base desde la que se construye toda la parte fantástica y, probablemente religiosa, de la historia.

El milagro del gallo y la gallina

Santo Domingo de la Calzada - Catedral

Santo Domingo de la Calzada - Catedral

Cuenta la historia que durante el siglo XIV, en donde el Camino de Santiago aún no era un recorrido tan reconocido como hoy en día, una pequeña familia alemana quiso peregrinar hasta Santiago de Compostela. La familia estaba compuesta, únicamente, por tres personas: el padre, la madre y el hijo, Hugonell. No está clara su edad, pero al parecer rondaría la mayoría de edad, los 18 años.

El joven alemán, y sus padres, llegaron a una posada del pueblo en donde se hospedaron para pasar la noche. En la posada servía una joven que se enamoró perdidamente de Hugonell en cuanto lo vio... Sin embargo, el chico alemán no está por la labor de complacer los deseos de la muchacha, y decide rechazarla esa noche. La chica no puede soportar la vergüenza y, con ganas de venganza, decide acusar a Hugonell de un delito.

Guarda en el zurrón del joven alemán una copa de plata y, más tarde, acusa de robo a Hugonell. Cuando el joven y los padres deciden partir a la mañana siguiente, para seguir su Camino hasta Santiago de Compostela, se presentan las autoridades debido a la denuncia de la chica. Estos miembros de la justicia revisan el zurrón del joven alemán, descubriendo en él la copa de plata.

Sólo existe un castigo para los ladrones de la época; es condenado a la horca, una de las muchas formas de cumplir la pena capital en el siglo XIV. Los padres, sin saber qué hacer por su hijo, deciden rezar a Santiago; el santo no les defraudará. El castigo impuesto por la justicia se cumple y el joven muchacho es ahorcado. Sin embargo, cuando los padres se acercan al inerte cuerpo de su hijo, Hugonell les habla y les dice que ha sido salvado de la muerte por la gracia del Santo.

El milagro del gallo y la gallina

El milagro del gallo y la gallina

Los padres no dudan en apresurarse a contar toda la historia al corregidor, que en ese momento está disfrutando de la cena y se toma un buen plato de aves de corral. El corregidor en la edad media era un funcionario real dedicado a varios aspectos, incluyendo la de hacer el papel de juez en primera o segunda instancia. Eran, en todos los aspectos, gobernadores con competencias judiciales, militares, comerciales, etc.

Ya os podéis imaginar lo que pasó... el corregidor pensó que la pareja alemana le estaba tomando el pelo, y se burló de ellos asegurando que su hijo tenía tanta vida como el gallo y la gallina que estaba a punto de comerse. Es en ese momento cuando las dos aves de corral saltan del plato del corregidor y se ponen a cacarear alegremente, como si no hubieran sido cocinadas. Ante las evidencias, y pese a haber sido importunado en su cena, el corregidor tuvo que hacer caso a las peticiones de esta familia alemana.

No son pocos los que asocian esta leyenda con la conocida como "El Gallo de Barcelos", y probablemente tengan un mismo origen. Pero esa, amigos, ya es otra historia...

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