Desde los 1500 msnm en Foncebadón, bonito y austero pueblo de montaña, hasta Molinaseca, la etapa no tiene desperdicio. Tras Foncebadón se llega a la singular Cruz de Hierro, y se va llaneando por pastos y matorrales de montaña hasta iniciar el descenso pasado el refugio de Manjarín. Durante el mismo, y con los montes Aquilianos y la Sierra del Teleno como telón de fondo, el paisaje es abrumador. Los pueblos: El Acebo, Riego de Ambrós y finalmente Molinaseca son a cada cual más bonito, los dos primeros estupendos ejemplos de arquitectura civil berciana de montaña, y el último una villa precedida por un hermoso puente y con una calle real de ensueño, al tiempo que alberga dos importantes santuarios. La única pega de la etapa es la aproximación hacia Ponferrada, casi siempre por carretera. Personalmente considero recomendable finalizar en Molinaseca y visitar tranquilamente el pueblo. Si bien en Ponferrada la visita al castillo templario es uno de los hitos, bajo mi punto de vista, imprescindibles del camino.