No es así la cosa. Al Peregrino le hace su actitud, con todo lo que ésta conlleva. Eso por un lado. Y por otro, una mochila bien hecha para un pequeño tramo de 5-6 días no pesa más de 5 kg y una muy bien, muy bien sopesada, no llega a 4. En itinerarios medios o poco más largos o con menos servicios el peso de una mochila puede estar entre los 8 y los 15 kg e incluso llegar a los 25 kg cuando se tienen otras pretensiones en itinerarios muy largos. Por otro lado, ningún albergue público ni ningún hospitalero se hace cargo de mochilas, ni de recogerlas ni de almacenarlas ni de enviarlas, ninguno (con alguna muy contada excepción que, en todo caso, depende exclusivamente de la decisión del hospitalero sin que sea su obligación).
A quien pudiendo hacer el Camino con mochila, se le recomienda que lo haga así, con ella a cuestas, por una razón: libertad de movimientos.
Quien, de verdad, no puede cargar con un peso extra y necesita el servicio de empresas de transporte, no tiene más remedio que contratar.
Quien pudiendo hacer el Camino con mochila, contrata empresas de transporte está en su pleno derecho de hacerlo pero también ha de ser consecuente con sus actos. Nunca debe anteponer su plaza en un albergue público a quien llega con su mochila a cuestas. Nunca debe utilizar su mochila para guardar cola ante la puerta de un albergue. Y creeme, esas actitudes y sus portadores abundan. Esas actitudes, entre otras del estilo, no son precisamente las que hacen al Peregrino.
Hay muchas donde escoger, muchas muchas. Y muy serias, unas más que otras. Asegúrate de donde te la recogen y de dónde te la entregan para no tener que andar buscándola con un estrés extra que te aseguro tendrás de no concretar eso tan sencillo. Hay muchos turigrinos que, con una educación deplorable, que entran a empujones, e incluso al hospitalero, a un albergue en el que se les dice que por norma no se recogen mochilas, a buscar su equipaje.