Frómista

Frómista ©Panoramio / Dimashoo

A Frómista los peregrinos llegan tras cruzar el canal de Castilla, una de las obras de ingeniería civil (hidráulica) más importantes de las realizadas entre mediados del siglo XVIII y el primer tercio del XIX. Con 207 kilómetros, recorre parte de las provincias de Burgos, Palencia y Valladolid y fue construido para facilitar el transporte del trigo de Castilla hacia el norte. Gran sueño de la Ilustración, pretendía unir Segovia con el puerto de Santander.

La época de mayor esplendor tuvo lugar entre los años 1850-1860, cuando las barcas que surcaban el canal superaban las 350. Sin embargo, la apertura de una línea férrea con un trazado casi paralelo al de esta obra motivó que se truncase su expansión. La provincia de Palencia es la que más kilómetros de canal tiene y, en ella, Frómista es una de las paradas más importantes al ubicarse en el entorno el mayor conjunto de esclusas existente y al ser estas de gran belleza.

También a las afueras, aunque no en el propio Camino, se sitúa la ermita de Santiago o del Otero, de aire gótico, que muestra en su interior una imagen de la Virgen del Otero, muy venerada. Ya en el enclave los peregrinos continúan trazado por el propio barrio del Canal para enlazar, acto seguido, con la avenida Carmen Montes, donde se encuentran los primeros servicios de la localidad.

A su mano derecha, en la parte más alta de la villa, dejan la iglesia de Santa María del Castillo, de estilo gótico tardío y erigida sobre una antigua fortaleza. En ella destaca el retablo mayor, con pinturas sobre tabla del siglo XV. En el recinto también se ubica el Museo Vestigia, un montaje multimedia en tres dimensiones, recorriendo las historias, milagros y leyendas del Camino de Santiago. La visita dura 35 minutos y los horarios son por la tarde, a las 16:30 y a las 17:30. 

Al llegar al cruce con la avenida del Ejército, si se sigue la sirga peregrina, se debería continuar de frente, por el paseo Julio Senador, aunque de esta forma ya se enfilaría hacia la salida del enclave. Por ello se recomienda al caminante girar a la derecha y acercarse a la zona más monumental del núcleo.

Frómista ©Panoramio / Renatorius (Reno)

En la plaza de San Martín se ubica la propia iglesia de San Martín, joya artística del enclave y el edificio románico más puro y representativo de la provincia de Palencia. Esta famosa construcción muestra claras relaciones con otros templos señeros de la vía jacobea, como la catedral de Jaca, San Isidoro de León o la propia catedral de Santiago de Compostela. 

Su origen hay que buscarlo en un monasterio benedictino fundado por Doña Mayor, condesa de Castilla y reina de Navarra en 1066. De perfectas formas y proporciones y de gran belleza arquitectónica, en la iglesia destaca su riqueza ornamental con capiteles en los que se suceden temas iconográficos, vegetales y decorativos y con 309 canecillos -pequeñas esculturas que decoran los aleros de los tejados- con representaciones geométricas, animales, monstruosas y humanas. 

De tres naves cubiertas por bóveda de cañón y ábsides semicirculares, cuenta con un cimborrio octogonal y una linterna que recuerda al arte bizantino y al lombardo. La visita al templo cuesta un euro a los peregrinos con credencial. En verano abre de 9.30 a 14.00 y de 16.30 a 20.00 horas. Si sale del templo a la plaza y se enfila hacia la calle del Milagro, el peregrino encontrará la conocida como Piedra del Milagro, un hito que recuerda delante de la casa de Pedro Fernández de Teresa el milagro protagonizado por este cristiano en el año 1453.

Frómista también es conocida con el sobrenombre de Villa del Milagro. La leyenda recuerda cómo Pedro Fernández de Teresa pidió a mediados del siglo XV dinero prestado a un judío. En la Edad Media la comunidad judía de Frómista era muy destacada y llegó a contar con unas 1.000 personas. Hecho el préstamo y vencido el plazo, el cristiano no lo devolvió, por lo que el judío lo denunció a la autoridad eclesiástica, que lo excomulgó. Ante esta situación, el cristiano devolvió el dinero, aunque pensando que ello era suficiente para levantar el castigo religioso olvidó comunicar dicho pago para que le fuese levantada la excomunión.

Tras caer posteriormente enfermo, Pedro Fernández pide confesarse con el cura de San Martín, quien acude a darle los últimos sacramentos. Pero cuando el párroco quiere darle la forma, esta se halla adherida a la patena con tal fuerza que no puede separarla. El sacerdote pregunta entonces al cristiano si había ocultado algún pecado o si estaba excomulgado. Pedro se acuerda entonces de lo sucedido y se lo explica. El sacerdote lo absuelve y le da a comulgar otra forma, aunque no la primera, que no pudo despegarse de la patena.

Frómista ©Panoramio / Karp Panta

Esta se conserva aún en el museo parroquial de la iglesia de San Pedro. El milagro alcanzó fama y en torno a él creció una gran devoción popular.   Sin desplazarse mucho, el caminante accede a la plaza de Tuy, donde se localiza la iglesia de San Pedro (siglo XV), de estilo gótico y con portada renacentista proyectada por Juan de Escalante. El templo alberga en una de sus capillas laterales el museo parroquial, abierto desde mayo hasta el 12 de octubre de 10.00 a 13.30 horas y de 16.00 a 20.00 horas. En él los romeros pueden admirar una colección de 29 tablas pictóricas de estilo hispano-flamenco.

En la iglesia de San Pedro se ofician eucaristías durante el verano de martes a sábado a las 20.00 horas y los domingos a las 13.00 horas. Los miércoles a partir del 8 de mayo se celebran misas en la iglesia de San Martín a las 20.00 horas. Todos los días al finalizar la eucaristía se da la bendición del peregrino.

En total reúne más de 500 piezas.  A pesar de que se aleja un poco más de la ruta francesa, en el núcleo también se puede visitar, en la ronda de San Pedro, un antiguo pósito, un almacén con capacidad para dos toneladas de cereal para prestar a los campesinos más pobres y que así tuviesen grano para sembrar en épocas de carestía.