Itinerario con mayor tradición histórica del Camino de Santiago. Nace en Francia, salva los Pirineos y cruza la Península Ibérica de este a oeste. Accede a Galicia por la legendaria subida a O Cebreiro.
Considerada calle mayor de Europa, el Camino de Santiago Francés desde Roncesvalles es, sin duda, la ruta del Camino de Santiago con mayor tradición, aunque el privilegio de la ruta más antigua recaiga en el Camino Primitivo, que transcurre por el norte. Sus huellas se remontan al siglo IX, poco después del descubrimiento de los restos del Apóstol. De gran riqueza artística y paisajística, acoge a peregrinos de hasta 150 países.
Su mayor tradición histórica y el peso y recorrido que tiene en el ámbito internacional han logrado que en los albores del siglo XXI, cuando se cumplen 20 años de su declaración como patrimonio mundial por la UNESCO, el Camino Francés reviva con fuerza. Las estadísticas lo avalan. A lo largo del 2013 llegaron a Santiago de Compostela 215.880 peregrinos, una cifra tan solo superada desde que se tienen registros en el último año santo 2010. De entre ellos, más del 70 % lo hicieron por este itinerario que se inicia en Francia y que, tras salvar los Pirineos, cubre el norte de la península ibérica de este a oeste y, por la noche, se guía con el rastro marcado por la Vía Láctea.
El que fue considerado calle mayor de Europa, título refrendado en 1987 al ser declararlo primer itinerario cultural europeo, adquiere en la actualidad un matiz si cabe más global al acoger a un mayor número de romeros ultrapirenaicos, que llegados de hasta 150 países distintos recorrerán el Camino de Santiago a pie, en bici o a caballo.
El Camino de Santiago Francés cuenta con un itinerario preciso en el país galo, de donde parten cuatro ramales. Tres de ellos, con origen en París-Tours, Vézelay-Limoges y Le Puy-Conques, confluyen en Ostabat, población situada a 20 kilómetros de Saint-Jean-Pied-de-Port. Tras cubrir este corto trayecto juntos y trepar por los Pirineos, los peregrinos acceden a España por Roncesvalles. El cuarto recorrido galo, procedente de Arles-Toulouse, entra a su vez por el puerto de Somport y continúa hasta Jaca, localidad situada en la comunidad española de Aragón. Ambas variantes no se unificarán hasta Puente la Reina (Navarra), una de las localidades con mayor acervo jacobeo.
Desde este punto el Camino frances mantiene un único itinerario hasta la llegada a Galicia, con pequeñas variantes en algunos tramos, como las que optan, a partir de Sahagún, y de forma minoritaria, por continuar camino por las antiguas vías o calzadas romanas. Llegados a Galicia, y tras salvar el legendario ascenso a O Cebreiro, los romeros avanzarán en un rápido ambular entre los bosques autóctonos de la provincia de Lugo y las praderas y pequeños montes de A Coruña. Si se parte desde el país galo, y tras casi un mes de peregrinación, se alcanza entonces Santiago de Compostela.
La peregrinación desde Francia se mantiene ininterrumpida desde el siglo IX tras llegar al país vecino y a diversos rincones de Europa noticias del supuesto hallazgo de los restos del Apóstol en Santiago. A pesar de ubicarse la tumba, y la posterior Catedral de Santiago, en un extremo occidental europeo, este hecho no supuso ningún problema para los centenares de romeros que, procedentes de Alemania, Italia o Francia, pronto comenzaron a arribar a Compostela.
Del país galo partió uno de los primeros caminantes documentados, Godescalco, obispo de Le Puy, quien alcanzó la meta en el año 950. La corte carolingia, que defendía que había sido Carlomagno el descubridor de los restos, funcionó como altavoz para esta vía de peregrinación que, ante los azotes del islam, también fue potenciada por diversos monarcas visionarios españoles necesitados de milagros y leyendas que animasen a las tropas cristianas en sus combates contra los musulmanes.
Compostela se convertía en meta para miles de fieles a través de un recorrido que, sin embargo, no se hallaba exento de dificultades, con salteadores y diferentes peligros en todo su trayecto. Por ello, y como forma de ayuda y protección hacia los caminantes, reyes y nobles dotan al Camino Santiago Frances de servicios específicos para romeros, como una completa red asistencial con decenas de hospitales esparcidos por la toda la ruta, algunos tan significativos como el Hospital de San Marcos en León o el antiguo Hospital Real de Santiago, en la actualidad, Hostal dos Reis Católicos. La cluniacense y otras órdenes religiosas, como la templaria, contribuyeron a levantar monasterios y templos al pie del Camino, potenciando que el recorrido se convirtiese en una autopista cultural y artística.
Santos constructores, como Santo Domingo de la Calzada, san Juan de Ortega o san Lesmes, también ayudaron a edificar puentes y calzadas que facilitaron a los caminantes la tarea de salvar las barreras naturales. Al mismo tiempo los reyes aprobaban la creación de nuevos burgos junto a la ruta con estatutos jurídicos propios, muchos de ellos conocidos como burgos francos, por el origen de sus peregrinos-moradores. Jaca, Estella o Villafranca del Bierzo son algunos ejemplos.
A finales del siglo XI el trazado francés queda fijado, algo que confirma la publicación hacia el año 1135 del Códice Calixtino, una guía medieval de peregrinación a Santiago de Compostela atribuida al clérigo francés Aymeric Picaud, en la que se describen con minuciosidad los pueblos, ríos, hospitales e iglesias que se encontrará el peregrino. En el siglo XII el Camino Francés de Santiago ya era un itinerario de masas, con hasta mil peregrinos diarios llegados a Compostela, una cifra que, sin embargo, no se puede autentificar ante la inexistencia de pruebas documentales.
El esplendor del itinerario se mantiene hasta el siglo XVI (en el 1434 se celebra el primer año jubilar documentado), aunque poco a poco comienza a remitir y oscurecerse. El cambio de mentalidad, una dura crítica a ciertas tradiciones jacobeas, como la del voto de Santiago (injusta renta medieval que se entendía como una compensación de la España cristiana al apoyo divino del Apóstol durante la Reconquista y que sirvió como base económica para las distintas instituciones jacobeas compostelanas) y la llegada al poder en el siglo XIX de los Gobiernos liberales contribuyen a que el Camino de Santiago Francés entre en un periodo de decadencia, tan solo rehabilitado por el redescubrimiento de las reliquias del Apóstol en la catedral santiaguesa en 1879 y la confirmación de la autenticidad de los restos por parte del papa León XIII cinco años después.
A mediados del siglo XX, a partir de la dura posguerra mundial, comienza a notificarse la llegada de nuevos peregrinos que recorrían el viejo itinerario en busca de ese símbolo histórico de la unidad europea. Se fundan las asociaciones de amigos del Camino de Santiago y se señaliza la ruta con las características flechas amarillas. El año 1993, año santo, supone un punto de inflexión con un apoyo decidido por parte de la Xunta a su recuperación y por el renovado interés de los peregrinos en llegar a Santiago, sean sus motivos religiosos, culturales o deportivos. Desde entonces la vía francesa no ha parado de crecer, con números que se superan año tras año y que pueden convertirse en una desventaja ante el riesgo de masificación.
Sin embargo, los puntos a favor de recorrer el Camino frances son incontestables. Sus valores artísticos, con innumerables muestras del mejor arte románico o gótico, o su grandeza medioambiental, que permite al caminante conocer desde las encantadoras poblaciones francesas, los escarpados Pirineos, las villas fortificadas de Navarra, la región vitivinícola de La Rioja, la silenciosa y dura meseta castellana, la comarca maragata de Astorga o la verde Galicia, son dos argumentos de peso. También el de atravesar poblaciones tan destacadas como Pamplona, Logroño, Burgos, con su bellísima catedral, León o enclaves de claro sabor jacobeo como Puente la Reina, Santo Domingo de la Calzada o Sahagún.
Acercarse a las hazañas históricas y legendarias que jalonan la ruta, como las de la corte de Carlomagno o las del Cid, o a las múltiples leyendas que la convierten en épica y que incluso ven en ella los orígenes del popular juego de la oca, con sus sucesivas casillas, también atrae a otros romeros. Además, y a diferencia de otras rutas, el Camino de Santiago desde Roncesvalles se acompaña de una completa red de albergues, una precisa señalización de etapas Camino Frances (más allá de la picaresca que trata de desviar el trazado hacia comercios particulares), múltiples servicios adaptados para caminantes y muchas localidades volcadas en el itinerario (como Sarria, punto de partida más elegido por los peregrinos en esta ruta), su principal y casi única fuente de ingresos.
Por todo ello el efecto llamada sobre esta vía de peregrinación supera barreras y traspasa culturas, es una experiencia que se disfruta al máximo tanto si viajas acompañado como si decides hacer el Camino de Santiago solo. Sea como fuere, si es la primera vez que te lanzas a recorrerlo y no cuentas con experiencia previa, asegúrate de echarle un vistazo a nuestros consejos para hacer el Camino de Santiago, con todo lo que tienes que saber antes de partir para que tu experiencia sea inolvidable.
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