Grañón

Grañón ©Panoramio Carlos Sieiro del Nido

En Grañón los caminantes no hallarán problemas de avituallamiento. Dos albergues, y algún establecimiento en su entorno, cubren la demanda de comidas y cenas y de alojamientos. Los dos albergues, permiten, además, a los romeros revivir el trato hospitalario de antaño. En el parroquial -ubicado junto a la iglesia de San Juan Bautista- se da la peculiaridad de que los caminantes no podrán sellar la credencial.

A los voluntarios que lo atienden se les especifica que en este lugar el auténtico sello es el trato y la amabilidad con los que se acoge a los caminantes, a quienes se despide con un abrazo, pero no con una rúbrica. El privado La Casa de las Sonrisas es, por su parte, uno de los pocos privados financiados con donativos. Quien lo atiende es el santanderino Ernesto Díaz, de tan solo 37 años, aunque experto y veterano peregrino y hospitalero.

Tras finalizar 12 veces el Camino y ser voluntario en otros albergues, se decidió en julio del 2012 a abrir este refugio, donde el desayuno y la cena son comunitarios y en el que, para sorpresa de muchos, las paredes de las habitaciones del piso superior invitan a ser «pintadas». Muchos romeros depositan en ellas su impronta, sus recuerdos y escriben en diferentes idiomas ese animoso lema de «Buen camino».