Catedral de Salamanca

Catedral de Salamanca | Wikicommons. Autor: Malopez 21

Dos catedrales en el Casco Antiguo de Salamanca

Salamanca es una de las pocas ciudades que puede presumir de tener dos imponentes catedrales de grandísima belleza: la Catedral Vieja y la Catedral Nueva. Echemos un detallado vistazo a cada una de ellas y porqué se han convertido en el foco de atención para miles de turistas. 

La Catedral Vieja de Salamanca es un magnífico ejemplo de arquitectura románica. Se comenzó a construir a finales del siglo XII y no se terminó hasta el siglo XIV. Consta de una sola nave y tres ábsides, y su elemento más destacado es el cimborrio del crucero, de estilo bizantino.

En su interior, uno de los elementos más importantes es el retablo mayor, una impresionante obra gótica realizada por Nicolás Florentino en el siglo XV. La Catedral Vieja también alberga el Museo de la Catedral donde se exhiben numerosas piezas de arte sacro.

La Catedral Nueva, de estilo gótico tardío, se comenzó a construir en el siglo XVI y no se terminó hasta el siglo XVIII, por lo que conviven elementos góticos, renacentistas y barrocos. Esta diversidad de estilos se puede apreciar en la fachada, donde destacan las esculturas de la Virgen María y de los santos Pedro y Pablo.

La torre campanario, que se eleva a 93 metros, es la más alta de Castilla y León. En su interior, el coro, el retablo mayor y el órgano son especialmente destacables. Además, en la puerta de Ramos, en el lateral de la Catedral Nueva, se puede observar un astronauta esculpido, una inclusión moderna en la piedra antigua que suele sorprender a los visitantes.

Ambas catedrales están unidas y se pueden visitar conjuntamente. La visita comienza por la Catedral Nueva y termina en la Vieja. La entrada conjunta también da acceso al claustro y al Museo de la Catedral. La torre de la Catedral Nueva también se puede visitar, y ofrece unas vistas espectaculares de Salamanca.