Arcade

Arcade ©Panoramio / Eladio Cortizo

El trayecto del Camino de Santiago que atraviesa el municipio de Soutomaior no se vuelve urbano hasta que el peregrino llega, tras atravesar parte de la N-550, a la parroquia de Arcade. En realidad el camino discurre de forma muy breve en la zona, y tras atravesar las calles Barroncas y Coutadas el peregrino abandona la zona a través del puente medieval de Pontesampaio. Esta construcción está formada por diez bóvedas de sillería asentadas sobre tajamares triangulares.

Como lugar de referencia de una de las principales batallas durante la ocupación francesa de 1809, desde hace unos años se realiza en él una representación histórica, en la que los gallegos vuelven a echar a las tropas napoleónicas. Existe una playa fluvial con múltiples servicios y muy aconsejada para descansar. Pero si el peregrino quiere disfrutar un poco más de Soutomaior, además de degustar la tradicional gastronomía de Arcade, debe desviarse del camino para llegar hasta el castillo. Está situado a varios kilómetros y la visita merece la pena el esfuerzo.

Arcade ©Panoramio / horrores

La construcción data del siglo XII y aunque los lados oeste y norte tienen pendientes y algunas rocas, no se trata de la clásica construcción inaccesible. Conserva sus viejos muros defensivos y fue reconstruido tras la revolución Irmandiña por Pedro Madruga. Una de sus características es la gran variedad de técnicas constructivas que acumula, prueba de las muchas obras de restauración que sufrió. La más destacada fue en el siglo XIX, cuando el castillo pasa a manos del Marqués de Vega de Armijo y se construye la neogótica Galería de Damas.

El castillo se convierte entonces en residencia de verano del marqués, quien lo dejó en herencia a su sobrina, la Marquesa de Ayerbe, conocida popularmente como la Marquesa Roja, una de las precursoras del movimiento feminista en España. Ella y su marido perdieron la propiedad en 1917. Casi 70 años después la construcción y sus jardines pasaron a manos de la Diputación de Pontevedra, que se ha encargado de reconstruir el conjunto. Además del castillo, merecen una visita los jardines, que comprenden 25 hectáreas y cuenta con árboles de más de 800 años de antigüedad. La Diputación centró sus esfuerzos en la expansión de la camelia y ha logrado convertir la zona en un referente de esta especie, de la que se encuentran más de 500 ejemplares de diferentes variedades.