Catedral de Castroverde

La iglesia de Santa María de Vilabade, imagen de Wikimedia Commons por Pilladooo

La llamada “catedral de Castroverde” es en realidad la iglesia de Santa María de Vilabade, una pequeña parroquia a tres kilómetros de Castroverde. Se encuentra en el Camino primitivo, aunque no todos los peregrinos pasan por aquí, porque hay dos rutas para realizar la etapa que va desde O Cádavo hasta Castroverde. Sin embargo, merece la pena escoger este trayecto para visitar esta ecléctica iglesia.

Aunque la fecha documentada de su fundación es en el siglo XV, fue en realidad una refundación del templo anterior, del siglo XIII. En ese emplazamiento se ubicaba un convento fundado por San Francisco de Asís en 1214, cuando volvía a Oviedo de su peregrinaje a Santiago, pero que fue deteriorándose por la falta de fondos para mantenerlo. Los frailes de ese convento originario dejaron el monasterio, que no se conserva, y abandonaron la iglesia para trasladarse a Lugo. La construcción de la refundación pertenece al periodo gótico, pero se realizaron varias reformas en las que se incluyeron elementos arquitectónicos barrocos y neoclásicos. 

Los elementos arquitectónicos de las diferentes reformas

El ábside aún conserva la estructura original, con sus bóvedas de crucería y sus arcos ligeramente apuntados, aunque el resto de la nave se sostiene sobre una bóveda de cañón. En la entrada de la iglesia se conserva una inscripción que da testimonio de su fundación en 1457, y es junto al ábside uno de los pocos elementos que dan testimonio del estilo gótico en el que se fundó la iglesia. 

La fachada es un claro ejemplo de la arquitectura neoclásica, con cinco arcos de medio punto y su sobrio frontón triangular apoyado sobre pilastras. Se accede a él mediante una escalinata que da acceso al pórtico, también remanente de la construcción gótica. En su interior, el retablo es paradigma del arte barroco, y muestra una imagen de Santiago Matamoros. Además, se conservan los restos de unos frescos de época indeterminada y motivo incierto, ya que están deteriorados por la humedad. 

Esta iglesia ha pasado por las manos de varios propietarios, siendo los primeros la congregación franciscana. Cuando se fundó en el siglo XV, fue gracias a una inversión de Fernando de Castro, y se puede encontrar su escudo en las roelas del pórtico. Pocos años más tarde el cabildo de Lugo consiguió su propiedad tras un pleito, y en el siglo XVI el obispo Osorio incluye su escudo en el tímpano del frontón. En 1760 los descendientes de Osorio edifican el Pazo de Vilabade junto a la iglesia, creando un conjunto único. Desde 1979 se considera Monumento Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural, por lo que es una parada que vale la pena.