Iglesia de Hormaza

Hormaza es una pequeña población de poco más de 100 habitantes, a tan sólo 25 km de la ciudad de Burgos, que es una de las paradas principales de todo peregrino que recorre el Camino Francés y una de las que más vale la pena visitar. La Iglesia de San Esteban protomártir es, con permiso de las ruinas del antiguo castillo, el principal atractivo de esta pequeña localidad burgalesa.

El origen del templo está en la donación de unos terrenos que el Conde García Fernandez hizo al abad del antiguo Monasterio de Valeránica en el año 975, que dos siglos más tarde pasó a formar parte del cenobio de San Cristóbal de Ibeas. Aunque la iglesia es un templo de origen románico, la mayor parte de ella fue reedificada con un estilo tardogótico, durante el Renacimiento, entre finales del siglo XV y principios del XVI.

El calendario agrícola de la puerta principal.

El único resto románico que se conserva en el templo es su puerta principal, la cual la hace destacar sobre muchas otras iglesias de toda Castilla. Es una puerta abocinada, con cuatro arquivoltas de medio punto, decoradas con varias temáticas, que van desde animales y seres fantásticos, como leones y grifos, hasta un calendario agrícola que servía para guiar al pueblo llano en sus tareas a lo largo del año y dos representaciones de la Última Cena. Esta última es probablemente la más conocida y está compuesta por escenas de la vida cotidiana, que indican las tareas que debían realizarse en determinados momentos del año, como la vendimia en septiembre o la matanza en diciembre..

En el resto del edificio se puede observar claramente el cambio de estilo arquitectónico, en su sistema de bóvedas estrelladas y su luminosidad, más propias de la arquitectura gótica. También destaca un hermoso tríptico de la escuela flamenca y una tabla de la Virgen muy bien conservada. Actualmente conserva su carácter parroquial.