Villalcázar de Sirga

Villalcázar de Sirga ©Panoramio /Antonio Alba

En Villalcázar los peregrinos tienen una visita ineludible en la iglesia de Santa María la Blanca. En este núcleo los templarios fundaron una importante encomienda en el siglo XII, fruto de la cual se levantó este monumental templo de sillería, casi una catedral, y uno de los más notables del trazado leonés del Camino. De estilo protogótico -de transición de románico al gótico- fue construido entre finales del siglo XII y XIII. En el exterior lo más conocido es la fachada de la puerta meridional, protegida por un gran pórtico con arquivoltas historiadas y frisos con hasta 50 esculturas.

La basílica, de tres naves separadas por pilares cruciformes y bóvedas de crucería, alberga en su interior la imagen de la Virgen a la que cantó en las Cantigas el rey Alfonso X el Sabio y a la que atribuyó muchos milagros que le sucedieron a los peregrinos. Lo más espectacular entre tanta riqueza artística son, además de las esculturas del pórtico y otras del interior, los sepulcros del infante don Felipe, hijo de Fernando III el Santo, y el de su segunda esposa. Igualmente destaca el gran retablo mayor, de 27 pinturas sobre tabla del siglo XV.

Este templo se sitúa en la Plaza Mayor.  Un poco alejado del centro del núcleo, junto al río Ucieza, se localiza la Emita de la Virgen del Río, patrona del pueblo. El templo es del siglo XVII.