Vilalba-Miraz

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El itinerario alcanza el casco histórico de Vilalba

El itinerario alcanza el casco histórico de Vilalba

De la capital de A Terra Chá, a la pequeña aldea de Miraz -que apenas merecería un pequeño punto en el mapa del peregrino de no ser por su albergue- el recorrido no entraña mayor dificultad salvo la distancia entre ambas localidades (33 kilómetros).

Jornada larga, por tanto, aunque sobre un trazado atractivo, entre bosques autóctonos –algunos desfigurados por los eucaliptales-, pequeñas aldeas, puentes medievales, molinos y santuarios. Caminos todavía solitarios, aunque siempre próximos a las principales vías terrestres que vertebran la comarca.

Vilalba, Guitiriz, Begonte, Guitiriz de nuevo y Friol, fin de la planicie chairega. Esa es la cadencia de municipios que atraviesa el itinerario, en cuyo ecuador se alza el albergue de Baamonde (Begonte), uno de los de mayor capacidad del Camino del Norte.

Sobresale entre los elementos patrimoniales de la etapa la iglesia de San Alberte, con puente y capilla góticos, y una fuente a la que la tradición popular atribuye poderes curativos para solucionar problemas del habla.

Los tramos presentan una señalización correcta y principalmente discurren por caminos de tierra y pistas asfaltadas, si bien comparten algunos trechos con las carreteras N-634 y N-VI.

Bares y restaurantes dispuestos a los márgenes de las nacionales harán del avituallamiento una empresa fácil, aunque sí separados entre ellos, en la mayoría de los casos, por un puñado de kilómetros.

La etapa (33 kilómetros)

De haber pasado la noche en el albergue público de peregrinos, la jornada se inicia a un kilómetro del centro urbano de Vilalba. Superada la rotonda, justo al abandonar el albergue, habrá que tomar a la derecha para cruzar la carretera por el puente peatonal y, acto seguido, efectuar un giro completo pasando por debajo de este, encaminándose a una pista de tierra. Esa senda lleva al romero al núcleo vilalbés, donde hallará, recién internado en él, un supermercado y una cafetería. Obviamente, basta con continuar unos cientos de metros para toparse con todos los servicios que ofrece la capital de A Terra Chá.

Sin desviarse de la avenida principal, la rúa da Pravia, surgen los referentes patrimoniales de la ciudad; la torre defensiva de los Condes de Andrade -convertida en Parador cuando Manuel Fraga, vecino de la villa, era Ministro de Información y Turismo de la dictadura-  y la iglesia de Santa María, erigida en el XIX sobre el antiguo templo románico. Ambos elementos están dispuestos alrededor de la plaza Suso Gayoso, centro neurálgico de la población. Tomando como referencia ese espacio, que se deja a la izquierda del itinerario, se toma a la derecha, en bajada, por la calle Conde Pallarés, pasando junto a la capilla de San Roque y el mesón-restaurante Do Campo.

Antes de alcanzar la estación de servicio Repsol, se gira a la derecha, siguiendo la pendiente favorable, para salir ya del casco urbano y dirigir los pasos hacia el cauce del río Magdalena. Precaución allí los ciclistas, pues el descenso hasta el río transcurre por un estrecho sendero achicado en buena parte por la maleza.

El itinerario cruza el río Magdalena por la Ponte dos Pasos, junto al molino del mismo nombre. El edificio se encuentra en un estado lamentable, aunque en su interior todavía se conservan las muelas y parte de la infraestructura que lo hacía funcionar. Pese al abandono del molino, la zona se presenta muy bien acondicionada, y es punto de partida de rutas fluviales, de hecho, el Camino sigue paralelo al cauce por un agradable paseo hasta que se desvía, a la derecha y en subida, por una pista de asfalto.

El medieval Ponte Rodríguez

Rompe luego la cercanía de la autovía A-8 el silencio que acompaña desde el río al peregrino, que llega a un cruce de caminos algo confuso, al hallarse el mojón semioculto entre los hierbajos y la sombra de un árbol solitario, a unos 20 metros de la intersección. Avanza pues en dirección al viaducto de la autovía, bajo el que pasa el trazado jacobeo. Y de los modernos pilares de hormigón, la ruta da un salto en el tiempo para alcanzar el medieval Ponte Rodríguez, que salva el río Trimaz, al cobijo de robles, alisos y abedules. El puente fue rehabilitado en el 2002 por la Escola Obradoiro do Camiño de Santiago.

Gira a continuación a la derecha, en subida, por una senda de cierta dificultad en bici por el firme empedrado y el barro, especialmente con lluvia. Atraviesa varios casales de arquitectura tradicional en los que se ha instalado el feísmo en forma de ladrillo. Pertenece ese tramo a la parroquia de Boizán, donde el peregrino divisará por última vez el núcleo de Vilalba, ya dos kilómetros atrás.

Primer avituallamiento

La ruta se mantiene solitaria, salpicada por alguna que otra casa y la antigua escuela unitaria –ahora telecentro de la parroquia- hasta que encuentra nuevamente la A-8 y entra, acto seguido, en la parroquia de Alba. Allí coinciden por enésima vez el itinerario y la N-634, a la altura de la iglesia de San Xoán de Alba y su cementerio, también de estilo neogótico, tal y como imperan en la comarca. ¡Atención en este punto! Muchos romeros continúan erróneamente la marcha junto a la iglesia, cuando lo correcto es seguir por la carretera nacional para desviarse a la derecha a unos cien metros. A poca distancia del cruce donde se yergue el templo, a unos pasos en realidad, se localiza el café bar Casa Cascudo. Es el primer local que topa el trajinero en los cinco kilómetros que lleva de etapa, así que la parada es más que probable. Dispone de tienda de ultramarinos y ofrece un copioso menú del día por 8 euros.

Paralela a la N-634, la senda llega al lugar de A Torre (26 kilómetros a Miraz) y avanza, a renglón seguido, sobre un trecho dificultoso debido al mal estado del firme y la plétora espesura. Salvado ese escollo, enlaza de nuevo con la carretera nacional, junto al segundo establecimiento del itinerario: el café bar Alejandro (bocadillos por 2-3 euros).

Una puntada más a la costura que teje la derrota jacobea sobre las vías modernas lleva al romero a salvar, hasta en dos ocasiones casi consecutivas, la A-8, primero por un paso bajo, tras el cual se aventurará en el puente medieval de Saa, sobre el canal del río Labrada.

Superado el cauce, espera otra incursión en la N-634 antes de dejar los dominios de Vilalba para dar paso al Concello de Guitiriz. De hecho, el peregrino cruza la nacional en la parroquia de San Bartolomeu de Insua, última perteneciente al municipio vilalbés.

Fugaz internada en Guitiriz

Por paso de tierra, bordeando plantíos, se adentra el Camino en el ayuntamiento de Guitiriz, tal y como indica un cartel limítrofe con información útil para el peregrino. Es la parroquia de San Pedro de Pígara, donde muda el firme terroso por asfalto, en los lugares de Penas y Casasnovas. Llega a un crucero que marca la proximidad de la iglesia parroquial y su cementerio, visibles desde el itinerario, que continúa hacia el lugar de A Estrada. Allí gira a la izquierda, no obstante, a unos cien metros del desvío, en el margen de la nacional, hay un bar y casa de comidas: A Revolta.

Ayuntamiento de Guitiriz

Ayuntamiento de Guitiriz

Cruza a continuación la N-634 y pasa bajo los dos carriles de la A-8 en el lugar de Ferreira. Precaución después de esa referencia, ya que la senda comparte casi dos kilómetros con la carretera nacional, hasta que se desvía de la misma, a la izquierda, por pista de tierra.

Toca ya cambio de concello. De la fugaz internada en Guitiriz se pasa al ayuntamiento de Begonte, por las localidades de A Rega y Baamonde, esta última, punto de referencia por ser enclave del albergue de peregrinos y con ciertos servicios para el viajero.

Para acceder a Baamonde (15 kilómetros a Miraz / 41 a Sobrado) es preciso girar a la izquierda al llegar al tanatorio de la localidad. En ligera cuesta abajo, se alcanza el núcleo de Baamonde, donde además del albergue –antigua parada de postas- hay bares, restaurantes, supermercado, farmacia, taxis y banco, entre otros servicios.

El Camino del Norte entronca en la citada localidad con la nacional VI, con la que comparte unos dos kilómetros, paralelos a la vía del tren. Precaución, por lo tanto. Pero antes de dejar atrás el núcleo, el viajero pasa junto a la iglesia románica de Santiago de Baamonde, un templo iniciado en el siglo IX y custodiado en el atrio por un llamativo calvario de tres cruceros.

A la salida de la población se localiza una estación de servicio, que cuenta con restaurante y hostal (La Ruta Esmeralda), alternativa de alojamiento de hallarse saturado el albergue.

Espacio natural junto al santuario de San Alberte

Completados los dos kilómetros sobre la calzada de la N-VI, se interna de nuevo la senda en el Concello de Guitiriz, por la parroquia de Sambreixo de Parga y, concretamente, en el lugar de San Alberte. Deja la carretera nacional con un desvío a la izquierda, cruzando la vía del tren y un puente gótico sobre el río Parga, dirigiendo los pasos hacia un lugar idílico: el santuario de San Alberte. La capilla, datada del XIV, está emplazada en un hermoso espacio natural. Vetusto; solitario; a la sombra de especies autóctonas; evocador del medievo... el encanto de la zona invita a unos minutos de descanso, refrescado por la fuente de dos caños labrada en piedra. No vendrá mal un ligero reposo, pues el paraje se torna tan bello como tortuoso para las piernas, especialmente en el caso de los ciclistas. Sube desde el santuario por una vereda encajonada en la piedra, a modo de escalones naturales, que obligará a apearse de la bicicleta. El trecho anuncia el próximo fin de la Terra Chá, entre carballeiras alienadas por plantaciones de eucalipto y las cada vez menos frecuentes planicies.

Todavía en la parroquia de Sambreixo, se alcanza el lugar de Bandoncel, ya por pistas de asfalto. Poco más adelante, en el lugar de Eirexe, hallará el peregrino una venta a unos 250 metros de la ruta jacobea; el hostal albergue Deva Natural-Mente (habitación doble con desayuno, 15 euros).

Avanza por el lugar de Caínzos, donde deja a la izquierda un estoico palco de orquesta, de ladrillo y cemento, alguacil del campo de la fiesta. Se adentra el itinerario por caminos de tierra y piedra que derivan en el lugar de Digañe, primero, y Raposeira, después, ambos pertenecientes a la parroquia de Santa Locadia de Parga (Guitiriz). Otro palco corona el núcleo de casas en Raposeira, junto al campo de la fiesta del lugar (para visitar la iglesia habrá que desviarse a la derecha del itinerario).

El camino continúa a la izquierda por una carretera local hacia el lugar de Carbelledo (6 kilómetros a Miraz), donde se ubica el Punto de Apoyo al Peregrino, un acogedor café rústico donde el viajero podrá avituallarse y acceder gratuitamente a su conexión de Internet.

El siguiente lugar, Aldar. Sorprenderá al caminante un puesto de artesanía dedicado al peregrinaje (peregrin@rte). Bastones, vieiras, cayados, pañuelos... con el valor añadido de tratarse de productos ecológicos, “con el fin de no dañar el maravilloso entorno donde son realizados”, tal y como defienden sus responsables.

Se deja atrás definitivamente la comarca de A Terra Chá con la entrada en el municipio de Friol, a la altura del área recreativa de Seixón. Llega a la aldea del mismo nombre, en el cruce con la carretera provincial LU-P-2101. Allí encuentra el romero otro bar (Mesón O Cruceiro) frente a un crucero de bella talla. Se puede visitar la iglesia románica de San Paio, del siglo XII, a la izquierda del itinerario.

Pocos metros más adelante, en cuesta abajo, se localiza otro establecimiento (bar Reche), el último hasta alcanzar la ya cercana aldea de Miraz.

Baja el trazado jacobeo por los lugares de Subcampo y Laguna, donde ya hay indicaciones hacia la ubicación del albergue.

Con un giro a la izquierda, junto a una granja, se encamina el itinerario por otra provincial (LU-P-2113) al puente Leixoso, que cruza de nuevo el Parga. Antes de poner fin a la etapa, el Camino guarda un desvío a la derecha por un paso de carro que concluye en las murallas de la torre de Miraz, parte principal del pazo, antigua fortaleza del siglo XV perteneciente a la casa de los Saavedra. Sus herederos viven allí, y una placa disuasoria advierte del carácter “Privado” de la histórica edificación.

Solo quedan unos pasos para llegar al albergue de Miraz (25 kilómetros a Sobrado), gestionado por hospitaleros voluntarios, generalmente de origen británico y pertenecientes a la confraternidad de Saint James. El albergue se instaló con la ayuda de esa hermandad en la antigua casa rectoral.

No cuenta la población con más servicios que los que ofrece el bar Parada, un establecimiento de toda la vida regentado por la infatigable Pilar. Dispone de una pequeña tienda con productos básicos y prepara lo que haga falta; una tortilla, un bocadillo... Abre sus puertas a las 07:30 horas para ofrecer desayunos a los romeros.

En bici

Santuario de San Alberte

Santuario de San Alberte

Solo un puñado de tramos pondrán en jaque a los ciclistas. El más complicado es el que conecta la capilla de San Alberte con Baldoncel (Guitiriz). La alternativa es seguir por la carretera asfaltada –antes del camino de tierra hacia el santuario- hasta encontrar las flechas amarillas que lo devolverán al itinerario.

La alternativa a los tramos anteriores es la N-634, siempre próxima al Camino hasta Baamonde. Desde allí, se puede transitar la N-VI hasta Parga, si bien la comodidad del trazado no requiere aventurarse a la transitada calzada.

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Ubicación
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