Ferrol

Bodega El Cid ©Street View

El primer paso con el que arranca la marcha del peregrino, en el muelle de Curuxeiras, dirige hacia una zona de bares que abren sus puertas bien temprano para ofrecer desayunos y el primer café de la mañana. Los establecimientos de la dársena, justo en el punto de partida, amanecen cuando aun no están puestas las calles para dar servicio a los más madrugadores. Obviamente, hay muchos otros bares y cafeterías en toda la ciudad que comienzan la jornada bien temprano, los cuales se topará el caminante a medida que avanza desde la rada interior, como la cafetería Bonilla (plaza del Callao) o los numerosos bares de Esteiro, frente a la entrada del astillero de Navantia.

No faltarán los churros, sea cual fuere el establecimiento elegido, para acompañar el brebaje matutino. Pero si lo que se busca es un aporte extra de calorías para encarar la jornada, nada mejor que el exquisito chocolate que prepara la churrería La Bola de Oro, en el número 88 de la calle María, con sus patatas, buñuelos y cortezas elaborados de forma artesanal. Para comidas más consistentes a cualquier hora del día, la cafetería Zahara, en el Callao, con menús rápidos y asequibles. Es uno de esos establecimientos bien conocidos por cualquier ferrolano en el que no es extraño encontrar, especialmente los fines de semana, clientes rompiendo el ayuno con otros que apuran su última copa con una hamburguesa antes de poner fin a una noche de fiesta.

A la hora del yantar, desde platos tradicionales a los más vanguardistas, Ferrol es tierra de buen comer... y beber.

Para abrir boca, el tapeo e ir de vinos es un ritual al que rendir pleitesía en tabernas, tascas y bodegas. Los chocos y calamares, el pulpo, la empanada, el raxo o la zorza son los reyes de la carta en numerosos establecimientos de la ciudad, como los del muelle: Mesón Coral (calle Cristo, 35); Taberna de Anca (O Castro, 20) y O Bacoriño (San Francisco, 28), entre otros. En el centro, esto es, el barrio de A Magdalena, no escasea tampoco la oferta: Mesón O Cabazo (Sol, 87); Mesón O Galo (María, 104); O Tanagra (María, 103); el clásico bar Sur (Magdalena, 50), el no menos popular Mesón Meirás (Carmen, 6) o, enfrente, la Taberna do Cantón.

Caserío Vasco ©Street View

A mesa y mantel, las tentadoras marisquerías, restaurantes y casas de comidas, con pescados y mariscos en los escaparates, hacen valer los productos frescos del mercado de abastos para elaborar platos que van desde los 20 a 40 euros por persona a la carta, o menús por debajo de los 10 euros. O Camiño do Inglés y el restaurante Frank, ambos en la calle San Francisco, son los primeros que topa el romero. Casa Rivera (Galiano, 57) o Caserío Vasco (Pardo Bajo, 11) son también buenas elecciones para una comida copiosa a un precio asequible, por unos 10 euros en la segunda (dos platos, postre y café). Las cetáreas de Covas y San Felipe (alejadas del centro urbano) ofrecen especialidades de marisco y pescados por un precio por persona de entre 20 y 30 euros.

Y cuando cae la noche, la cena se antoja igualmente placentera en cualquiera de los mesones, tabernas o restaurantes, como Restaurante Bacelo, de la urbe naval. Algunos, como el Ábaco (Magdalena, 81), pasan de los cafés de la mañana y las comidas a las primeras copas de la noche. En esa misma zona, abren sus puertas bares y pubs especialmente frecuentados los fines de semana, como el Mesón Cazadores, La Novena o El Galeón, también en la calle Magdalena. En la zona de Amboage, la Sala Súper-8 a menudo cuenta con actuaciones en directo de grupos noveles y consagrados del pop rock, así como el pub Carteles (Sol, 139). A escasos metros, el pub Baco es el lugar perfecto para echarse unas bailadas a ritmo ochentero. La oferta nocturna en el centro de Ferrol se completa con pubs y discotecas en las calles Sol y María, principalmente.