Lugo

Fotografía de Pradero.

No solo se trata de los servicios básicos que le faltaron cuando recorrió las zonas más despobladas de las montañas que unen esta comunidad con Asturias. Y tampoco de la excelente gastronomía que es una de las señas de identidad de la localidad. Es otro de sus emblemas el que proporciona al caminante la oportunidad de recorrer un sendero exclusivo.

No todos los días se puede pasear por encima de una muralla romana como la que rodea, en un recorrido de dos kilómetros, el centro histórico de Lugo. Sus pies pisan Patrimonio de la Humanidad. Lugo no enseña su mejor cara al peregrino hasta las inmediaciones de la muralla. Los que sigan el Camino deben cruzar la Porta de San Pedro (o Toledana) y penetrar por la Rúa del mismo nombre en el corazón del casco histórico.

El coqueto albergue público está también en esta zona. Y los mejores restaurantes. Y la catedral dedicada a Santa María. Y la Praza Maior. El Primitivo -señalizado con conchas de bronce en el suelo- atraviesa el recinto amurallado de este a oeste. Lo abandona por la puerta más antigua, la Miñá. Es en ese tramo donde el peregrino puede disfrutar de la muy atractiva gastronomía de la ciudad. Y donde puede ver las huellas que la Historia ha dejado en Lugo.

Por el no masificado y exigente Primitivo, Lugo dista cien kilómetros de Santiago. Quién peregrine a pie desde aquí hará méritos suficientes para conseguir la Compostela. La señalización del Camino en el casco histórico de Lugo es como la de Oviedo: conchas de bronce sobre el pavimento. Si llueve -o nieva- son difíciles de ver.

Lugo tiene dos grandes fiestas a lo largo del año. La primera es el Arde Lucus. La ciudad entera recuerda durante cuatro días a mediados de junio su pasado romano y castrexo. La fiesta, declarada de interés turístico en Galicia, cuenta con la colaboración de muchos de los habitantes de la localidad, que se atavían con trajes de época y participan en las numerosas actividades temáticas organizadas por el concello.

El Arde Lucus es todo un espectáculo por el que este año pasaron medio millón de personas. ¿Por qué no iban a hacerlo también los peregrinos? La segunda gran fiesta de Lugo es la más tradicional y se celebra en octubre. Es el San Froilán. Desde el 5 de octubre la ciudad de la muralla se convierte en la capital festiva de Galicia con un programa que incluye verbenas, atracciones de feria, conciertos, espectáculos callejeros, fuegos pirotécnicos y casetas donde degustar a muy buen precio ese plato que ronda al peregrino desde que el Primitivo cruza la frontera asturiana: el pulpo a feira.