Colegiata de Santa María de Cluni

Eco de Devoción y Refugio de Peregrinos en Villafranca del Bierzo

Villafranca de Bierzo esconde una auténtica joya arquitectónica. En el centro de la localidad podemos encontrar la Colegiata de Santa María de Cluni, resonando con ecos de antiguas peregrinaciones y devociones. Fundada por los monjes de Cluni en el siglo XII, esta iglesia románica fue erigida con la misión sagrada de acoger y asistir a los peregrinos que, cansados y muchas veces enfermos seguían la ruta del Camino de Santiago. 

Solemne y robusta, así es como se alza la iglesia, mostrando sus dimensiones que en su época eran considerablemente grandes. Al caminar hacia ella, uno puede observar una hermosa portada románica, adornada con meticulosas esculturas y relieves de temas religiosos que hablan del fervor y la devoción de aquellos que la construyeron. Los capiteles, ricamente decorados con figuras y motivos vegetales, son testimonio del arte románico que predomina en su estructura aunque no exenta de elementos góticos y barrocos, fruto de las diversas modificaciones y restauraciones a lo largo de los siglos. 

Pero más allá de su imponente arquitectura, la Colegiata de Santa María de Cluni encierra en sus piedras antiguas una espiritualidad profunda. Es conocida por su Puerta del Perdón, donde aquellos peregrinos que, aquejados por la enfermedad o la debilidad, no podían continuar su camino, obteniendo así el perdón de sus pecados, el mismo que si hubieran llegado a la Catedral de Santiago. 

Este lugar, que durante siglos ha sido refugio de peregrinos y ha ofrecido solaz a las almas cansadas, sigue siendo hoy en día un punto de interés religioso y turístico. Es un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan, donde cada piedra, cada relieve, parece contar historias de fe y devoción de largos viajes y de esperanza en la redención espiritual. 

Caminar por la nave principal y las laterales de la Colegiata permite sentir la esencia de los siglos pasados, de la dedicación y el amor con que fue construida. Es, sin duda, un lugar donde la historia, la arquitectura y la espiritualidad convergen, ofreciendo a los visitantes una experiencia única y enriquecedora en el bello y mítico contexto de Villafranca del Bierzo.