Saint Jean Pied de Port - Roncesvalles

Saint Jean Pied de Port-Roncesvalles

La etapa más dura del Camino Francés

La etapa pirenaica que nos lleva de Saint-Jean-Pied-de-Port a Roncesvalles, jornada inaugural para muchos peregrinos, es, sin duda, la más dura y espectacular de todo el Camino Francés. Rampas exigentes y un continuado ascenso elevan a los caminantes desde los 180 metros de Saint-Jean-Pied-de-Port hasta los 1.430 metros de altitud que coronan los puertos de Cize. Una dureza que se ve compensada por grandiosas vistas y parajes naturales de gran encanto, que no dejan indiferentes a los romeros. De hecho, Saint-Jean-Pied-de-Port se sitúa como el segundo principal lugar de partida hacia Santiago. Como puntos a favor de iniciar recorrido en este enclave se sitúan el propio encanto de esta localidad francesa –una de las más bellas de la andadura jacobea–, lo majestuoso de la subida por la antaño conocida como ruta de Napoleón –fue por donde entraron las tropas galas para invadir España– y el regocijo de cruzar a pie la frontera.

En invierno, o con condiciones climatológicas adversas, se recomienda de forma encarecida tomar un sendero alternativo que transcurre a menor altitud por el valle de Valcarlos y que avanza hasta Roncesvalles paralelo a la carretera nacional. Diversos establecimientos hosteleros permiten acortar la jornada, a la que se aconseja llegar equipados de forma conveniente y con cierta preparación física. Salvadas todas estas precauciones, la recompensa visual es incuestionable. El itinerario deja exhausto al esforzado peregrino aunque es digno de ser experimentado.

La etapa Saint Jean Pied de Port - Roncesvalles(26 kilómetros)

Un elevado número de peregrinos arrancan su largo caminar hacia Santiago en Saint-Jean-Pied-de-Port (781 kilómetros a Santiago), una bella localidad francesa bañada por el río Nive. A su importancia jacobea se une el hecho de que pocos kilómetros antes se ubica Ostabat, el lugar en el que confluyen tres de las grandes vías que transitan por el territorio francés (las que parten de Le Puy, de Limoges y de Tours).

En la Edad Media muchos romeros ya se juntaban en Saint-Jean-Pied-de-Port para afrontar juntos la dura subida y posterior bajada hasta Roncesvalles. Tras cruzar la Puerta de Santiago, patrimonio mundial de la humanidad y entrada histórica de los peregrinos al enclave, la senda abandona el lugar por la céntrica y comercial Rue d'Espagne para salir del antiguo recinto amurallado por la puerta del mismo nombre. En este punto, quien opte por llegar a Roncesvalles por la variante de Valcarlos/Luzaide (ruta que transita por asfalto y a lo largo de muchos kilómetros por el arcén, a pesar de que en invierno es la opción más recomendada) deberá girar a la derecha mientras quien no dude en afrontar la bella pero exigente subida deberá continuar por la izquierda para, acto seguido, tomar a la derecha una carretera local con una pendiente sin paliativos de un kilómetro de extensión. Este repecho ya se encuentra señalizado como Route de Napoleon, al ser también la senda seguida por las tropas napoleónicas para invadir España. En estos primeros metros, en donde se alternan las señales francesas GR (en rojo y blanco) con las amarillas, se recomienda afrontar los duros desniveles con calma. Será necesario dosificar fuerzas, ya que los primeros 20,5 kilómetros son de continuado ascenso.

Para reponer energías y, como una alternativa para aquellos que prefieran dormir más cerca de la subida y evitar Saint-Jean-Pied-de-Port, en este inicio se suceden diversas casas y caseríos con oferta de camas y algún avituallamiento, como el queso de cabra local. Más ascenso tras otro tramo de pendiente sostenida, ante la que conviene llevar un ritmo razonable y sin prisas, y siempre por asfalto, se alcanza el pequeño núcleo de Huntto (19 kilómetros a Roncesvalles), donde muchos peregrinos hacen su primer alto. Poco después de este paréntesis el recorrido abandona por primera vez el asfalto y se adentra por una pista. El itinerario evita así una gran curva de la carretera aunque, a cambio, el caminante afrontará, sobre un camino sinuoso, otro exigente desnivel. En lo alto, y ya de nuevo por asfalto, podrá reponer fuerzas en una fuente y revivir con un panel indicativo el pasaje del Códice Calixtino relativo a estos primeros ocho kilómetros de ascenso. La panorámica que brinda este mirador compensa el esfuerzo.

Poco después, y tras cubrir un terreno más llano, se llega al enclave hostelero del que depende dicho establecimiento, el refugio de Orisson (17,45 kilómetros a Roncesvalles). Desde este punto, en el que se especifica que no se puede acampar, y hasta Roncesvalles no habrá nuevos emplazamientos con servicios. El paisaje se abre con imponentes ondulaciones y vegetación alpina mientras el camino continúa su ascenso con regularidad durante casi 4 kilómetros. Se llega entonces a otra de las paradas obligatorias de la etapa, la cresta rocosa sobre la que se descansa la Virgen de Biakorri (13,18 kilómetros a Roncesvalles), protectora de los pastores de la zona, y a la que los caminantes adornan con diversas prendas y recuerdos.

Desvío a Roncesvalles

Por la misma carretera, y entre prados alpinos en los que el viento impide escuchar el propio caminar, se deja a mano derecha el desvío a la pista de Arnegi (carretera que se deberá tomar si se quiere enlazar con la variante que discurre por Valcarlos), para continuar durante poco más de dos kilómetros hasta el que es el segundo tramo por pista de la jornada. Se abandona el asfalto junto al alentador hito de piedra que ya indica Roncesvaux/Orrega (9,5 kilómetros a Roncesvalles). El sendero sobrepasa acto seguido la cruz Tribault y otro refugio de piedra para ascender durante poco más de 1 kilómetro hasta el collado de Bentarte donde se ubica la fuente de Roldán (8 kilómetros hasta Roncesvalles), último punto de agua de la etapa. Esta fuente recuerda al general de Carlomagno derrotado en estas tierras en el siglo VIII. A través de una pista que discurre por un hayedo y paralela a la verja de alambre que actuaba como límite fronterizo se alcanza el mojón que anuncia la entrada del itinerario en Navarra. El peregrino deberá estar atento a las indicaciones de una señal de madera que lo dirige por la derecha hacia Roncesvalles. Resta poco más de 1 kilómetro para llegar al refugio de Izandorre, construido como salvaguarda para los caminantes en apuros. Ante cualquier emergencia, un sistema de comunicaciones los conectará con el 112. Dos kilómetros después se corona el Collado Lepoeder (4,7 kilómetros hasta Roncesvalles), situado a 1.430 metros, cota máxima de la jornada. Desde este punto, y si la niebla no lo impide, ya se puede visualizar la cercana y pequeña Roncesvalles.

Variante corta o ruta asfaltada

El caminante se enfrenta entonces a dos opciones. Si elige la variante de la izquierda, casi medio kilómetro más corta, llegará de forma directa, aunque con fuertes pendientes, hasta el fin de la etapa. A pesar de que está bien señalizada con las marcas GR, es necesario tener en cuenta que con niebla no es la opción más recomendada ante la posibilidad de perderse. Si se sigue por la derecha, se iniciará por una pista asfaltada un anhelado descenso de 4 kilómetros que conduce hasta el alto de Ibañeta, donde la leyenda sitúa la Batalla de Roncesvalles que popularizó el Cantar de Roldán.

En la epopeya épica de la Chançon de Roland se narra y mitifica la derrota que la retaguardia del ejército carolingio sufrió en su regreso a Francia tras una expedición a Zaragoza. Esta gran primera derrota de Carlomagno, en la que falleció Roldán, su sobrino, conmovió a la nación francesa. En el lugar de Ibañeta se levantó un monolito en recuerdo del héroe francés así como la moderna capilla de San Salvador. Inaugurado en 1965, el templo recuerda la existencia de un antiguo monasterio que daba asistencia desde el año 1071 a los peregrinos medievales. A la etapa solo le resta un último esfuerzo. Los caminantes deberán pasar junto a un Centro de Migración de Aves, para, de nuevo entre hayas, descender por el fondo de la vaguada y seguir el curso del río Otezul hasta alcanzar la ansiada Roncesvalles. El primer edificio que les sale al camino es el albergue de peregrinos.

Saint Jean Pied de Port - Roncesvalles:La etapa en bici

Esta etapa es la más dura sin contemplaciones si queremos hacer el Camino de Santiago en bici y tan solo es apta para los ciclistas más rodados. Aquellos no expertos que opten por la variante de mayor altura es probable que empujen la bici durante la mayor parte de las exigentes subidas. Por ello se aconseja –al igual que para los caminantes durante la época invernal– continuar hasta Roncesvalles por la variante de Valcarlos que discurre durante su mayor tramo por asfalto, ya sea por carreteras principales o comarcales,  aunque en algunos kilómetros también se adentra por pistas. Esta opción ya se elige a la salida de Saint-Jean-Pied-de-Port, al tomar a la derecha la carretera que conduce a Luzaide / Valcarlos (D–933). Tras cubrir de forma rápida la primera parte de la etapa, los romeros hallarán todo tipo de servicios en las bellas localidades de Arnegi -donde destaca el paso del río y sus dos frontones- y en la propia Valcarlos, donde podrán, incluso, pernoctar en un albergue.

El nombre de esta localidad (Valle de Carlos) evoca ineludiblemente al emperador Carlo Magno, que acampó en este valle en su regreso a Francia mientras su retaguardia era atacada en Roncesvalles. La iglesia parroquial del núcleo está dedicada a Santiago. Desde Valcarlos, los peregrinos recorren durante más de 8 kilómetros la transitada carretera N-135 –en algunos tramos por arcén–, por lo que se recomienda aumentar las precauciones. Poco después, y ya por una pista, afrontarán las pendientes con mayor desnivel de la etapa. En el alto de Ibañeta el recorrido enlaza con la primera variante.