Sigüeiro-Santiago

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Últimos pasos hacia la Catedral

Últimos pasos hacia la Catedral

El Camino toca a su fin. La última etapa del itinerario Inglés discurre enteramente por tierras de Santiago de Compostela al rebasar el puente del Tambre. Son 16 kilómetros para paladear en cada zancada, pues el peregrino aguarda otear tras cada vaguada la lindera urbe compostelana y la inconfundible silueta de su catedral. Probablemente ese sea el mayor aliciente, habida cuenta de que se trata de un recorrido con escasos referentes patrimoniales o arquitectónicos hasta, obviamente, la entrada en el meollo de la capital gallega, cuyo casco histórico ostenta el título de patrimonio de la humanidad de la Unesco por su belleza, integridad monumental y significación espiritual.

Sobre el terreno, es una jornada de dificultad media, aunque breve en distancia. Pisa el romero asfalto y tierra hasta los últimos 4 kilómetros, cuando se interna en el núcleo santiagués por sus viales urbanos. Contados repechos, de moderada pendiente, ponen a prueba las piernas tras días de caminata, si bien no faltará sombra o cobijo para recobrar fuerzas. Tampoco puntos de avituallamiento, salpicados al pie de la carretera nacional, paralela al trazado jacobeo.

La etapa (16 kilómetros)

La definitiva jornada del Camino Inglés comienza en Sigüeiro, capital del concello de Oroso. Al no disponer de albergue público por un conflicto económico entre Administraciones, el peregrino inicia la ruta desde el albergue privado abierto en la localidad o en cualquiera de los alojamientos del municipio. En él los bares de la carretera N-550 abren bien temprano para ofrecer desayunos. En cualquier caso, el punto de partida se ubica en el reducido núcleo urbano, aceptablemente dotado de establecimientos y servicios básicos.

Recién iniciada la marcha, se cruza el puente de origen medieval (siglo XIII) sobre el río Tambre. Inmediatamente se gira a la izquierda (junto al estanco) para enfilar una ligera subida hasta la iglesia de San Andrés de Barciela y el cementerio, en el lugar de Albeanas. La ruta sigue paralela al cauce hasta una pista que se toma a la derecha. Tras un ascenso sin demasiada enjundia, la senda, todavía de asfalto, encuentra una bifurcación frente a un viejo muro de piedra. Se toma a la izquierda y a continuación se cruza la carretera AC-250 para adentrarse en una zona de monte a través de un camino ancho de tierra y piedra. Tiene un inicio duro, con una pronunciada subida, y no abundan las señales del Camino. No obstante, los sucesivos cruces en el entramado de pistas forestales están visiblemente balizados.

Más adelante, la senda discurre paralela a la autopista AP-9, hasta que la cruza por un paso inferior que, en días lluviosos, puede estar muy embarrado. A continuación, una breve incursión en una vía asfaltada transita junto a un núcleo de casas, pero se adentra acto seguido en otra pista forestal hasta llegar al lugar de Marantes, cercano a la carretera nacional. Allí hay un bar y un hotel (Hotel San Vicente), aunque para llegar a ellos habrá que desviarse unos 300 metros (a la derecha) del trazado jacobeo.

Nuestra Señora de Agualada

Todavía en paralelo a la N-550, se alcanza el cruceiro y la ermita de Nuestra Señora de Agualada. Desde ese pequeño templo se ve ya la carretera nacional sobre la que se traza el itinerario unos 100 metros. Aunque la señal indicativa del Camino está al otro lado de la calzada, no es necesario cruzarla, ya que la senda se desvía por un acceso en el margen izquierdo de la nacional. Se cruza entonces por un paso subterráneo que conduce a un molino, cercano a la conocida como fuente del Inglés (10 kilómetros a la catedral). En seguida se toma a la izquierda, nuevamente en paralelo a la nacional, aunque ahora a la izquierda del peregrino y con firme de tierra. El trazado jacobeo original que prácticamente seguía desde allí la línea de la N-550 fue modificado en el 2012, por lo que los mojones indican actualmente una ruta distinta hasta llegar al polígono industrial del Tambre. Según la nueva disposición, el Camino se mantiene por pistas de tierra, bajo el puente de la vía del tren y por otro a continuación sobre el pequeño río Sionlla, y pasa después por el lugar de O Barral. Superado ese término, se alcanza el área industrial por la carretera de Garabal, que desemboca en el vial de Galileo, ya dentro del polígono del Tambre; un trecho poco, o nada, agradecido visualmente, aunque esprint final hacia la esperada y bella Compostela.

Ermita de Nuestra Señora de Agualada

Ermita de Nuestra Señora de Agualada

Justo al acceder a la zona empresarial, se topa el viajero con el Café Bar Polígono, donde sirven desayunos y comidas a buen precio. También cuenta con máquinas expendedoras de bebidas en la puerta. Desde allí se cruza el área industrial en línea recta, superando dos rotondas hasta pasar por delante del amurallado cementerio de Santiago, donde comienza la calle de las Mulas. El recorrido encuentra después la calle Tambre, en cuya intersección hay bares y parrilladas. Unos pasos más adelante, a mano derecha, hay una farmacia. Es la entrada en la zona urbana de Compostela y apenas restan ya unos cientos de metros para adivinar la catedral. La nueva ubicación de mojones, anteriormente citada, implica también en ese trecho un desvío de la ruta original, que discurría por Meixonfrío, punto donde existía una venta donde se refrescaban peregrinos y viajeros. Pero, siguiendo el itinerario vigente, se deja la calle Tambre con un giro a la derecha por la calle del Río. Es una zona residencial con calles ordenadas en cuadrícula, si bien no será necesario adentrarse por ninguna de ellas, sino que habrá que remontar una pendiente de unos 100 metros para girar acto seguido a la izquierda, circunvalando la urbanización por la calle Camiño do Vilares. En leve cuesta abajo, se dibuja por fin ante el peregrino el perfil del templo, a algo menos de dos kilómetros de distancia. Un brusco giro a la izquierda guía los pasos por la calle Guadalupe hasta unos peldaños junto al Ponte Mantible, acueducto medieval mandado construir por el arzobispo Diego de Xelmírez en el siglo XII a fin de abastecer la ciudad ante la pujante llegada de peregrinos y comerciantes.

Cruzando el parque Fermín Bouza por un sendero, se alcanza la avenida de Castelao, en las inmediaciones de San Caetano, sede administrativa del Gobierno gallego, y el monumento al peregrino del escultor José María Acuña.

De la avenida Castelao se gira a la derecha por la avenida de Juan XXIII hasta la calle de San Francisco (izquierda) para entrar ya en la plaza del Obradoiro, a los pies de la esplendorosa catedral de Santiago. Es el final del Camino, pero todavía queda mucho más por descubrir en la ciudad, no sin antes cumplir con el ritual de detenerse ante el imponente templo, validar la merecida credencial compostela y fundirse en un abrazo con el Apóstol en el altar mayor de la catedral.

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