Tui

Tui ©Panoramio / Ramón Sobrino Torrens

El peregrino que llega a Tui desde Portugal entrará en la ciudad desde el puente internacional, una obra mal atribuida popularmente a Eiffel y que en realidad es obra del riojano Pelayo Mancebo de Agreda. La estructura une el municipio con Valença desde el 10 de octubre de 1884. Desde la ribera española se puede obtener una vista preciosa de la ciudad lusa amurallada, con quien el ayuntamiento de Tui se encuentra hermanado y ha conformado una eurociudad en la que se comparten servicios e infraestructuras.

Adentrándose en el casco urbano a través del Camiño da Barca, el peregrino obtendrá una primera visión de la impresionante catedral de Tui. A partir de la calle Piñeiro y enlazando con la rúa Sainz el peregrino llegará al corazón histórico, a la catedral de Santa María. Su construcción arrancó en el año 1120 y fue consagrada al culto en 1225, en tiempos de Alfonso IX. Es de estilo románico, aunque posteriormente se le añadió obra gótica como remate.

Se puede apreciar especialmente este estilo en el pórtico de la entrada, la primera obra gótica realizada en la península. En su tímpano se encuentran diversas escenas relacionadas con el nacimiento de Cristo. En su interior destaca el retablo de la Expectación y el altar relicario de la capilla de las Reliquias, del siglo XVIII. También destaca el coro, realizado en 1699 por Castro Canseco. Con la compra de un entrada el peregrino podrá acceder al Museo Catedralicio, en el que destacan un copón de coco del siglo XV y la talla de la Virgen conocida como la Patrona.

El claustro es el único gótico conservado en las catedrales gallegas. En esta zona centro se encuentra uno de los albergues, la oficina turística y la iglesia de San Telmo, un ejemplar del barroco portugués en Galicia que fue edificado sobre la casa donde murió este dominico en el siglo XIII. Se inició en 1769 aunque no se finalizó hasta 1803. Cuenta con planta circular, cúpula gallonada y frescos de principios del siglo XIX.

En el mismo entorno se puede visitar el Museo Diocesano, compuesto de tres plantas con patio central en el que se pueden disfrutar de piedras arqueológicas, objetos de la cofradía de San Telmo o un sarcófago romano, además de hachas prehistóricas o un casco celta. El museo también cuenta con variedad de relieves y petos, ejemplos de orfebrería y marfiles e iconografía en la segunda planta. En la tercera existen algunas imágenes escultóricas y una amplia pinacoteca.

Además, los visitantes podrán conocer los Sambenitos del siglo XVII, piezas únicas en España con forma de colgaduras en las que se pueden ver las penitencias impuestas por el Santo Oficio a los herejes reconciliados con la iglesia.

Quiosco de la Música de Tui ©Panoramio / Rosaflor G.

En invierno permanece cerrado. Desde allí el peregrino accederá a la plaza del ayuntamiento, por donde llegará hasta el convento y al túnel de las Clarisas, que tendrá que atravesar. El actual convento está edificado sobre los antiguos palacios episcopales de la Oliveira. La iglesia, de finales del siglo XVII, está diseñada por el conocido arquitecto Domingo de Andrade. Las monjas de clausura elaboran unos deliciosos pececitos de almendra.

Desde esta zona también se puede acceder a uno de los tramos de muralla que aún se conserva en el casco histórico de Tui. Existen varios tramos, uno de la época medieval, de los siglos XII y XIII que formaba un amplio trapecio irregular con varias torres defensivas. De ese tramo solo se conserva la Porta da Pía, con la base de la torre. En los siglos XVII y XVIII y con ocasión de las guerras con Portugal se edifica un nuevo sistema amurallado, más amplio, cuyos principales vestigios se pueden encontrar, por ejemplo, en el paseo fluvial.

El cruce de la calle Bispo Lago con Antero Rubín marca el fin del centro histórico que deben recorrer los peregrinos a su paso por Tui. Todo este recinto fue declarado conjunto histórico artístico y cuenta con numerosas viviendas blasonadas y algunas con arcos de los siglos XV y XVI. En el recorrido por la calle Antero Rubín el visitante se encuentra con el convento de Santo Domingo.

La iglesia es de estilo gótico y cuenta con dos magníficos retablos barrocos, el mayor obra de Antonio del Villar del siglo XVIII, que destaca por su grandiosidad, y el retablo de la Virgen del Rosario, que posee una curiosa representación de la batalla de Lepanto. La iglesia y el convento fue panteón de la nobleza tudense. Hoy en día acoge un centro de interpretación del camino portugués, pero se encuentra cerrado.