Burgos

Burgos ©Panoramio C.gpeña

Puntos de interés turístico en Burgos

Los caminantes se adentran en la ciudad por el barrio de Gamonal, donde se sitúa la iglesia gótica de Santa María la Real y Antigua, con una torre sobre la portada. La visita se puede realizar antes o después del culto. Tras atravesar la calle de Vitoria el romero avanza por la de las Calzadas para situarse, acto seguido, en la plaza de San Juan, uno de los espacios más destacados de Burgos e íntimamente ligado al Camino.

Allí se situó el monasterio de San Juan (siglo XI), que contaba con hospedería y hospital para peregrinos. Del monasterio se conservan el claustro, la sala capitular y las ruinas de la iglesia. En la actualidad el recinto acoge las obras del pintor burgalés Marceliano Santa María. Del antiguo Hospital de San Juan, uno de los más importantes de la ruta jacobea, tampoco se conservan muchos vestigios, tan solo la portada del siglo XVI.

Fue fundado en el siglo XV como herencia de otro primitivo que el rey Alfonso VI donó a San Lesmes en 1091. Hoy es Casa de Cultura. Enfrente del mismo se localiza la iglesia de San Lesmes, que guarda el sepulcro de este peregrino y monje cluniaciense francés, gran protector del camino, y que se quedó en la ciudad para cuidar a los caminantes enfermos. Hoy es el patrón de Burgos. El templo es un importante ejemplo del gótico burgalés de finales del siglo XV.

El itinerario jacobeo prosigue entonces por el puente medieval que salva el río Vena, por el arco de San Juan -la puerta más oriental de las doce que tenía la muralla medieval y por la que accedían los romeros al recinto-, y por la calle de mismo nombre. El romero deberá seguir las conchas jacobeas que le conducen hasta la calle Avellanos, con sus galerías de madera pintadas de blanco, y por la alargada y antigua calle de Fernán González, donde se localiza el palacio renacentista . Desde este lugar los caminantes tendrán una excepcional perspectiva de la grandiosa catedral burgalesa.

Este templo, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es una de las obras cumbres del arte gótico europeo. Llama la atención la cambiante, pero siempre bella, perspectiva del conjunto que se tiene desde diversos puntos del casco histórico. Coma otra particularidad destacar que es el único en su género levantado sobre una ladera.

Ya desde el exterior llaman la atención la grandiosidad de sus dos torres laterales, con sus atrevidos chapiteles, sus agujas o sus portadas. De influencia francesa, su construcción se inició en el siglo XIII. Con planta de cruz latina dispone de tres naves rematadas en una girola. Alrededor se abren 19 capillas, algunas de bellísima factura, como la del Condestable, magnífica capilla funeraria del siglo XV.

El visitante también deberá acercarse hasta la bella Escalera Dorada, ubicada en el brazo norte del crucero del templo y que sirve como enlace con la Puerta de la Coronería, situada a mayor nivel. Asimismo, otro rito de cualquier turista es el de izar la mirada y escuchar las horas y ver abrir la boca al viejo reloj del Papamoscas. Como motivos jacobeos de la catedral se hallan una de las tablas del coro, en la que se refleja una escena de la aparición de la Virgen del Pilar a Santiago, y un capitel del claustro, en el que se aprecia la cabeza de un peregrino al lado del apóstol.

En un plano histórico, la basílica guarda valiosos tesoros del Cid. Así, los restos del caballero y su esposa descansan bajo el crucero de la iglesia mientras que en la capilla del Corpus Christi se localiza el Cofre del Cid. Según la leyenda fue el arca llena de monedas, aunque en realidad tenía arena, con la que Rodrigo Díaz de Vivar avaló el dinero necesitado para mantener su mesnada y que entregó a los prestamistas judíos Raquel y Vidas al salir de Burgos camino del destierro. Ya de nuevo en la sirga peregrina, frente a la puerta de Coronería de la catedral se sitúa, el palacio de Castilfalé, sede del Archivo Municipal.

Cerca también se alza la iglesia de San Nicolás de Bari, de traza gótica, así como el arco de Fernán González, monumento triunfal datado en el año 1580 y erigido en el lugar donde se emplazaba la residencia del primer conde de Castilla. Los caminantes pasan a continuación por delante de un monumento erigido en honor al Cid, el Solar del Cid, donde, según la tradición, se encontraba la casa solariega de Rodrigo Díaz de Vivar. Desde este punto, y por unas escaleras que les desvían del trazado histórico, los romeros pueden desviarse hasta el Mirador del Castillo, desde donde se tiene una buena panorámica sobre la ciudad, y al propio castillo, fundado en el año 884, ambas visitas muy recomendables.

Burgos ©Panoramio C. gpena

El castillo abre los sábados, domingos y festivos, de 11.00 a 18.30 horas. El Camino abandona la antigua ciudad amurallada por el arco mudéjar de San Martín -se trata de la puerta más occidental por la que entraban en la ciudad, una vez jurado los fueros, los Reyes de Castilla y por donde antaño también proseguían rumbo hacia Santiago los peregrinos- para enfilar las calles del Emperador y de Villalón y descender hasta el puente de Malatos (leprosos), que cruza el río Arlanzón y en cuyo entorno se situaban la mayoría de los hospitales para peregrinos.

Por el sombreado parque del Parral el romero localiza el Hospital del Rey, hoy sede de la Universidad de Burgos y antaño una de las instituciones hospitalarias más destacadas de todo el Camino de Santiago. Fundado por el rey Alfonso VIII en el siglo XII en favor de los peregrinos, en él destaca la plateresca puerta de Romeros que da acceso al patio principal, presidido por una imagen del Apóstol.

Estudiosos del Camino avalan que en el siglo XV los romeros alojados en el recinto tenían derecho a pan, carne, potaje de legumbres, pescado o huevos, según la temporada, además de vino. Aledaño al hospital se encuentra el cementerio de San Amaro, un peregrino y santo francés que a su regreso desde Santiago se quedó en la capital burgalesa y levantó un hospedaje para pobres y peregrinos. Pero si el caminante tiene tiempo, además de todo lo ya expuesto, no debe dejar de visitar otros espacios emblemáticos de la ciudad como el centro neurálgico de la Plaza Mayor, el siempre reclamado Paseo del Espolón, con sus espacios sombreados, o alguno de los museos del enclave, entre los que sobresale el Museo de la Evolución Humana.

En él se pueden admirar fósiles originales de los primeros europeos encontrados en los yacimientos de Atapuerca. Existe la posibilidad de realizar una visita conjunta al centro y a los propios yacimientos, hasta donde se va con buses lanzadera.

Un poco alejados del casco urbano se ubican también dos monumentos clave para entender el peso histórico de Burgos. Se trata de las Huelgas Reales y la Cartuja de Miraflores. El primero, el Real Monasterio de las Huelgas, fue fundado en 1187 por Alfonso VIII para alojar un Panteón Real. Junto a su rica arquitectura, en la que destaca la simbiosis de arte cristiano y musulmán, algo sobresaliente del monasterio cisterciense es la gran colección de ropajes de la monarquía medieval que atesora y que expone en el Museo de Ricas Telas.

Para llegar al monasterio a pie los peregrinos deberán andar durante 30 minutos por el parque de la Isla.Al otro conjunto, al de la Cartuja de Miraflores, situado en torno a tres kilómetros del centro se llega tras atravesar los parques de la Quinta y Fuente del Prior. Fundado como Panteón Real de los padres de la reina Isabel la Católica, su interior guarda un gran conjunto funerario y un bellísimo retablo, joyoa del arte tardogótico europeo.

La Cartuja abre por diario de 10.15 a 15.00 y de 16.00 a 18.00 horas y, los domingos, de 11.00 a 15.00 y de 16.00 a 18.00 horas. En el entorno del recinto los romeros podrán descansar en uno de los parques más grandes de la ciudad, con áreas acondicionadas para un picnic.