Burgos-Hontanas

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Bajada hacia Hontanas

Bajada hacia Hontanas

En esta larga etapa, que muchos peregrinos acortan con una parada en Hornillos del Camino, la principal dificultad a la que se enfrentan los romeros es el clima. En verano la completa ausencia de sombras obligará a los caminantes a madrugar para protegerse del implacable sol. En invierno, por el contrario, las bajas temperaturas de la meseta conseguirán que ni los peregrinos entren en calor después de 30 kilómetros.

La jornada arranca con una bella despedida de Burgos y con varios desconcertantes pasos inferiores y superiores sobre vías de comunicación. A partir de Tardajos, la localidad intermedia con más servicios, se suceden pistas despobladas que conducen a los peatones hasta núcleos medievales donde descubrirán albergues con sabor propio y tradiciones jacobeas recuperadas. En Rabé de las Calzadas arranca sin paliativos la dura y árida meseta.

El romero continuará camino en solitario y tan solo acompañado de su sombra (y, por fortuna, de las decenas de peregrinos que lo acompañarán en la jornada). En todas las localidades por las que transitan hallarán servicios para calmar su sed. Aún así, y a pesar de la existencia de fuentes, conviene rellenar la cantimplora antes de afrontar los tramos Rabé-Hornillos y Hornillos-Hontanas.

La etapa Burgos - Hontanas(32 kilómetros)

La salida de Burgos (491 kilómetros a Santiago), mucho más agradecida que su entrada, se cubrirá de forma rápida a través de un agradable paseo, que permitirá al peregrino conocer evocaciones jacobeas y huellas de la milenaria peregrinación. El Camino abandona la antigua ciudad amurallada por el arco mudéjar de San Martín para enfilar las calles del Emperador y de Villalón y descender hasta el puente de Malatos (leprosos), que cruza el río Arlanzón y en cuyo entorno se situaban la mayoría de los hospitales para peregrinos.

Fue tanta la influencia de la ruta en la configuración urbana de la ciudad que su plano actual ha conservado con exactitud el trazado histórico de la misma. Por el sombreado parque del Parral el romero localiza la capilla de San Amaro y el hospital del Rey, hoy sede de la Universidad de Burgos y antaño una de las instituciones hospitalarias más destacadas de todo el Camino de Santiago. Fundado por el rey Alfonso VIII en favor de los peregrinos, en él destaca la plateresca puerta de Romeros que da acceso al patio principal, presidido por una imagen del Apóstol.

A paso ligero, y a través de un paseo que discurre en paralelo a la N-120, el caminante atraviesa bajo la vía férrea y continúa recto hasta llegar a una rotonda, que cruza, para continuar, ya por el margen derecho y a través de un carril-bici, por delante de dos facultades. Llega así a un desvío hacia la derecha que indica «Los Guindales». Tras tomarlo y proseguir por la calle Benito Pérez Galdós, se alcanza un vivero forestal, desde donde el trazado dice adiós por el momento al asfalto y avanza recto por pista.

Primera parada, Tardajos. Tras este intervalo, el romero pasa por delante de una pequeña ermita y de un parque infantil con fuente y llega a una rotonda, que deberá coger hacia la derecha para desviarse, unos metros después, hacia la izquierda por un sendero que se aproxima hasta Villalbilla, localidad no situada en la ruta pero que puede servir de ayuda a algún caminante agotado. En el núcleo, con panadería, farmacia y cajero, se localizan un restaurante, dos hostales y una pensión. Pero, como se anticipaba, la vía no accede a este enclave. La pista por la que transitan los peregrinos los conduce hasta un túnel para girar a la izquierda y proseguir trazado por una pista que conduce hasta un paso elevado sobre la autovía de circunvalación.

El caminante recorre este tramo y, en el siguiente cruce, gira de nuevo a la izquierda y continúa por un sendero que discurre en paralelo a la autovía. Poco después, pasa por debajo del viaducto del Arlanzón, dejando este río a mano derecha. Tras un leve ascenso en el que la pista se torna en gravilla, se llega a un peligroso cruce con la N-120. Aunque señalizado, no cuenta con paso de peatones. El caminante lo atraviesa, salva el río por asfalto a través del conocido como puente del Arzobispo y prosigue en paralelo a la nacional por su margen izquierdo.

Avanzado un kilómetro, la ruta se distancia un poco más de la carretera hasta llegar al primer alto de la jornada, Tardajos (21,3 kilómetros a Tardajos). Este pueblo de origen romano, construido sobre una antigua calzada, recibe a los viajeros con un elegante crucero del siglo XVIII. Si ya en la Edad Media contó con un hospital para peregrinos, en la actualidad ofrece todo tipo de servicios a los romeros.

Un cruce de vías romanas

La vía, bien señalizada, se adentra en el pueblo por su calle Mayor. Lo atraviesa y se despide de él bajo un tendido de alta tensión. De nuevo por asfalto y sin arcén, una señal recomienda a los peregrinos circular por el margen izquierdo de la carretera. Se llega entonces a un puente sobre el Urbel, río inquieto y de caudal inestable que antaño anegaba los terrenos circundantes. Este factor parece ser el origen de un dicho popular repetido en la zona: De Rabé (siguiente pueblo) a Tardajos, no te faltarán trabajos. De Tardajos a Rabé, libéranos Domine.

La rápida travesía, que discurre entre campos y una hilera de chopos, convierte los escasos dos kilómetros que separan ambos núcleos en un recorrido apacible. Pronto se descubre Rabé de las Calzadas (18,9 kilómetros a Hontanas), una pequeña villa cuyo sobrenombre -«de las Calzadas»- parece proceder de las vías romanas que cruzaron el término municipal, entre ellas, la Vía Quinta que unía las ciudades de Clunia y Sahagún.

Numerosos estudios avalan que la ciudad romana de Deobrígula (ciudad de los dioses) estuvo ubicada en este término. Al núcleo, que en época medieval también contaba con un castillo, se accede por la calle de Santa Marina, que avanza hacia la plaza Francisco Riberas. E

 Tras el alto en la plaza, junto a la que se localizan varios de los servicios del enclave, el peregrino continúa por la calle Baldomero Pampliega y dice adiós al núcleo después de dejar a mano izquierda un cementerio y la ermita de Nuestra Señora del Monasterio.

Tardajos

Tardajos

Hornillos recupera la tradición

Acto seguido se dispone a afrontar, ya sin paliativos, la meseta castellana. A partir de ahora el caminante comienza la difícil travesía por los solitarios páramos que caracterizan el paisaje de la comarca. En verano, y bajo un sol implacable, los viajeros avanzarán rodeados únicamente de cultivos de cereal.

Tras la salida de Rabé la vía entronca con un camino rural que arranca en ligero ascenso. Tres kilómetros después los peregrinos pueden saciar su sed en la fuente de Praotorre, donde también se ha acondicionado un área de descanso. Alcanzada la cota máxima del páramo, por la que se avanza un trecho, de pronto se inicia un brusco descenso, por la cuesta de Matamulos, hasta el valle del río Hormazuelas, desde donde ya se aprecia el alargado caserío de Hornillos del Camino (12,1 kilómetros a Hontanas).

Por asfalto, y tras coger un desvío hacia la derecha donde se lee un cartel indicativo de la localidad, una señal recomienda a los peatones continuar camino por el margen izquierdo de la calzada. Se atraviesa un puente y se llega a este nuevo enclave, un claro ejemplo de pueblo–camino que contó antaño con varios hospitales para peregrinos, de los cuales tan solo se conserva en la actualidad el del Santo Espíritu.

El nombre del núcleo procede de Forniellos, es decir, pequeños hornos, dedicados a la alfarería y obtención de yesos. Este lugar cuenta con un apartado especial dentro del moderno resurgir de las peregrinaciones. Fue allí, en 1990, donde se comenzó a escribir una nueva página de la hospitalidad voluntaria jacobea.

La catalana Lourdes Lluch, después de haber cubierto la ruta, quiso devolver al Camino algo que había recibido a lo largo de su experiencia jacobea, un estilo de acogida cálido. Por ello no dudó en invertir sus vacaciones sirviendo y dando ayuda a los propios romeros. Alquiló una casa en Hornillos y, sin saberlo, volvió a impulsar una costumbre de antaño, la de aquellas personas que se dedicaban a acoger a peregrinos. La iniciativa, que tuvo eco en varias publicaciones jacobeas, animó a otros antiguos caminantes a dedicar parte de su tiempo libre atendiendo refugios del Camino. Este movimiento, en constante crecimiento, se coordina desde ese año a través de las distintas federaciones o asociaciones de amigos del Camino.

San Bol, antes de Hontanas

A esta larga etapa le restan aún 10 kilómetros por lo que se aconseja hacer altos progresivos. El camino que sale de Hornillos se asemeja al que le precedió, con tramos ásperos y sin más compañía que la propia sombra del caminante. Tan solo los sucesivos montículos de piedras que le escoltan desde los bordes de las pedregosas pistas animan y dinamizan su deambular por la árida meseta.

Recorridos más de 5 kilómetros y tras un leve ascenso y posterior descenso, se llega a una cruz desde donde ya se aprecia San Bol, otro de los pequeños lugares que no se hayan estrictamente en el Camino pero que pueden auxiliar a algún peregrino sediento o hambriento. El núcleo, al que se llegará tras coger un desvío a la izquierda y recorrer cerca de 250 metros, cuenta con albergue municipal y una fuente. Antaño fue un típico enclave jacobeo que perteneció a la orden de San Antón.

El Camino, sin embargo, avanza de frente y en ascenso sobre una pista muy rocosa, que puede dificultar el paso a los ciclistas. Se cruza una carretera sin paso de peatones y se discurre con rapidez sobre un terreno más blando con el único objetivo de llegar a Hontanas. Esta localidad, oculta en el valle hasta el último momento, se alcanza tras cubrir un sencillo aunque estrecho descenso que desemboca en su calle principal, llena de servicios. Toca hacer un alto y descansar.

Burgos - Hontanasen bici

Esta jornada no supondrá un mayor problema para los ciclistas. En la salida de Burgos los bicigrinos contarán, incluso, en algún tramo con carril-bici. Los senderos más complicados se atravesarán en la última parte de la etapa, en los kilómetros que preceden a Hontanas, en los que la travesía discurre por un terreno muy rocoso. El desnivel es casi insignificante.

Entre la localidad de salida (Burgos se halla a 866 metros de altitud) y la de llegada (Hontanas está a 870 metros) hay 4 metros de diferencia.

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