Hontanas-Frómista

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Subida a Mostelares

Subida a Mostelares

Tras dejar atrás las majestuosas ruinas del albergue de los Antonianos, cómoda llegada a Castrojeriz. La mayor complicación de la etapa llega con el asalto de Mostelares, rampa larga, continuada y árida. El peregrino entra en Tierra de Campos y en Palencia de la mano del Pisuerga.

La llegada a Frómista, al mismo ritmo que las tranquilas aguas del canal de Castilla, es espectacular.

La etapa Hontanas - Frómista(33,1 kilómetros)

El peregrino se despide de Hontanas (459 kilómetros a Santiago) a través de la calle Mayor. Al poco de dejar atrás la piscina de la localidad, el Camino se cruza con la carretera BU-P-4013. Pronto nace una senda de tierra a mano derecha que, cuatro kilómetros más adelante, volverá a enlazar con el asfalto. Entre medias, poco que reseñar salvo las ruinas de una vieja torre. De regreso a la carretera (de doble carril pero muy estrecha y sin arcenes, y por lo tanto incómoda y peligrosa), el peregrino puede cobijarse en busca de sombra durante un trecho gracias a los fresnos que jalonan la vía.

Al fondo destacan los restos del monasterio de San Antón. Este monasterio, que estuvo bajo protección real, fue fundado en el año 1146, a pesar de que los restos que quedan de aquella impresionante construcción son del siglo XIV. Fue preceptoría general de la orden de los antonianos y en su iglesia, que era de tres naves, se practicaba la cura del llamado mal de fuego o fuego de San Antón, una enfermedad muy extendida en la Edad Media y que se producía por comer cereales con cornezuelo, un hongo desarrollado en el centeno.

El Camino de Santiago pasa por debajo de los dos bellos arcos del pórtico elevado que protegía la entrada a la iglesia, una circunstancia que no es habitual a lo largo del Camino Francés. Los peregrinos aún pueden distinguir a mano derecha las dos alacenas que hay en el pórtico, donde los monjes dejaban alimento para aquellos peregrinos que cruzaban el lugar a horas intempestivas.  Desde tan excepcionales ruinas, vuelta a la carretera, vía que no se abandona hasta la llegada a Castrojeriz (24,1 kilómetros a Santiago).

Este núcleo, por su tamaño, su importancia y los servicios que ofrece, es una buena opción para pasar el resto del día y el que realice la ruta sin los agobios del calendario puede plantearse incluso hacer noche. Conviene tener en cuenta que desde este punto hasta el siguiente albergue distan 19 kilómetros, y entre medias, un fuerte repecho. Para los que lleguen fatigados, el acceso al corazón de la localidad se puede convertir en tedioso, ya que Castrojeriz experimentó un importante crecimiento en los últimos años, pero el corazón de la localidad, la mayor parte de los servicios que suelen ser requeridos por los peregrinos y los turistas se encuentran en la parte final.

Por Mostelares a Tierra de Campos

La magnífica Castrojeriz se abandona en busca de la Tierra de Campos. Antes es necesario salvar un buen escollo. Desde el momento en el que se cruza  la misma carretera que conduce a los romeros a Castrojeriz, se observa, aún a lo lejos, el alto de Mostelares. El perfil de la etapa deja entrever una pequeña dificultad, sin embargo esta ascensión presenta un buen grado de dureza, sobre todo, en función de las condiciones climatológicas. No hay sombra que ofrezca un respiro ni una fuente en la que saciar la sed, y  el viento suele hacer acto de presencia en la zona.

Paisaje de Tierra de Campos

Paisaje de Tierra de Campos

Antes, paseo en llano, se atraviesa un pequeño puente hasta la llegada a un cruce en el que, tal y como indican los letreros, se debe tomar a la izquierda. La vía para coronar esta tachuela es mayormente de tierra, aunque también existe alguna zona en la que las pequeñas piedras ganan algo de protagonismo. Dos señales verticales de tráfico aportan información: durante algo más de un kilómetro existe un desnivel medio superior al 12%. A media subida, un pequeño homenaje en piedra al peregrino José G. Valiño.

Una vez arriba, el peregrino se encuentra con una humilde zona de descanso. A los pocos metros, el Camino, al menos sus indicadores, abandona la pista en un pequeño desvío algo borroso. Las malas hierbas brotan con fuerza, señal de que la mayoría de los pies optan por continuar recto, conscientes de que en menos de trescientos metros volverá a enlazar.

Hospitalidad en San Nicolás de Puente Fitero

Tras la conclusión de este pequeño tramo sobre llano por la azotea, el romero se enfrenta a un vertiginoso descenso por una pista recientemente asfaltada, en el que se levanta una lápida en homenaje a un romero malagueño fallecido. Desde las alturas, privilegiadas y a la vez sencillas vistas de una muestra de la Tierra de Campos. Al finalizar la parte del descenso más pronunciado de nuevo el Camino se vuelve a transformar en tierra. Un cruce indica la dirección a seguir tanto para los que opten por acercarse a Ítero de la Vega (derecha), pequeña localidad con albergue, como para los que prefieran seguir caminando (izquierda). Una vez conquistado el alto de Mostelares, los tramos de descenso predominan con claridad sobre los llanos y las subidas.

En uno de los contados repechos, frente a la zona de descanso, se encuentra la fuente del Piojo. A primera vista no es muy atractiva, pero su caño vierte un agua de tal riqueza que los vecinos de las localidades cercanas recorren varios kilómetros hasta el manantial para llenar enormes garrafas con su preciado líquido. El peregrino se acerca al río Pisuerga, frontera entre las provincias de Burgos y Palencia. Antes, la sencilla y sensacional ermita de San Nicolás de Puente Fitero. De estilo románico, perteneció a la orden de San Juan de Jerusalén. Permaneció abandonada durante cientos de años hasta que Paolo Caucci, catedrático de la Universidad de Perugia y presidente del Comité Internacional de Expertos del Camino de Santiago, decidió rehabilitarla.  Allí se cumple con el ritual del lavado de pies a los peregrinos.

Lo explica Lino Tomasso, hospitalero mayor de la Confraternita di San Jacopo di Perugia: «Al atardecer, de acuerdo con la más venerada tradición jacobea en cumplimiento del mandato evangélico, mientras se les seca el pie elegido, el hospitalero que oficia, recubierto por la esclavina de la Confraternita, arrodillado, les dice: 'En el nombre de Cristo, te acogemos en el hospital de San Nicolás; que el descanso te reconforte y te dé fuerzas para que continúes tu camino hasta Santiago'. Un ósculo en el pie sella la ceremonia.

A continuación se pasa a la cena, en la que no hay alumbrado eléctrico sino velas. Tras una breve bendición, con la que suele reiterárseles el deseo de un feliz caminar, los hospitaleros servimos la comida, en la que no suele faltar pasta, aderezada con parmesano, y vino, en consonancia con la más antigua tradición hospitalaria del Camino de Santiago». A pocos metros de la ermita se encuentra el puente Fitero, mencionado en el Códice Calixtino. Al otro lado del río, un arbolado sendero a orillas del Pisuerga conduce hasta Ítero de la Vega.

Iglesia en Frómista

Iglesia en Frómista

Por el canal de Castilla

Desde Ítero de la Vega hasta Boadilla del Camino, ocho kilómetros de marcha a través de pistas agrarias. Solo el tramo final está protegido por dos columnas de arbolado. En este trayecto no hay ni un solo bar ni una sola fuente. Conviene salir preparado de Ítero de la Vega (15,1 kilómetros a Frómista). Al poco de abandonar Boadilla del Camino (7,1 kilómetros a Frómista), el romero debe coger a la izquierda en un cruce y adentrarse por una larga recta que lo conducirá hasta el canal de Castilla, que durante más de cuatro kilómetros lo acompañará por un sensacional paseo hasta Frómista. Las aguas del canal transcurren con calma, señal de que el terreno apenas presenta desnivel.

La obra, encargada a mediados del siglo XVIII por el marqués de la Ensenada, famoso ilustrado español, tenía como principal objetivo ofrecer una salida al mar de los excedentes de cereal. En total, 207 km de ingeniería hidráulica. Por sus tranquilas aguas navegaban barcazas de sol a sol, en una primera época impulsadas por un sistema mixto de arrastre y vela, aunque con el paso de los años solo se conservó el arrastre mediante caballerías. El peregrino deberá atravesar sus aguas por un puente sobre una esclusa cuádruple, ya a las puertas de Frómista. Las vistas son excepcionales.

Hontanas - Frómista en bici

Precaución en la llegada a Castrojeriz. Carretera estrecha con poco tráfico pero en la que conviven coches en ambos sentidos, vehículos agrícolas, peregrinos y bicigrinos. La única complicación de esta etapa se encuentra en el Alto de Mostelares. Subida exigente. Conviene tener los frenos bien calibrados para el descenso. Es un tobogán.

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