Negreira-Olveiroa

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El caminante observa en la bajada el Embalse da Fervenza

El caminante observa en la bajada el Embalse da Fervenza

Sin duda esta es una de las etapas de mayor belleza del recorrido a pesar de que su excesiva longitud pueda dejar exhausto a más de uno y convertir en interminables los últimos kilómetros. Una opción es finalizar la jornada en Santa Mariña, transcurridos 20 kilómetros del inicio, aunque lo pequeño del enclave pueda desanimar a más de uno a hacerlo. En todo caso, sí se recomienda hacer un alto en este núcleo con bares puesto que, a continuación, y durante más de 11 kilómetros no hallarán nuevos servicios.

La etapa enlaza la comarca de A Barcala, con sus valles llenos de robles y castaños situados a la vera del Camino, con la del Xallas, caracterizada por la actividad ganadera. Con la presencia de multitud de palas eólicas al fondo, los peregrinos afrontan una jornada de suaves desniveles, sencilla en su recorrido aunque dura por la extensión. Una etapa para tomarse con tranquilidad y disfrutar de las amplias panorámicas verdes o del Embalse de la Fervenza, que se atisba en la última parte. La meta, Olveiroa, es una aldea de hórreos centenarios que desde hace una década apostó por el Camino y por rehabilitar sus construcciones. En la actualidad es un núcleo renovado, con un patrimonio restaurado y enfocado a los peregrinos.

La etapa (33 kilómetros)

El itinerario parte del centro de Negreira. Sin embargo, todos aquellos caminantes que hayan dormido en el albergue público, situado a las afueras del núcleo, ya habrán cubierto en la etapa anterior sus primeros tramos. Tras recorrer la avenida de Santiago se debe girar a la izquierda y continuar en descenso por la carretera de San Mauro (antiguo Camino Real). Los caminantes pasarán, acto seguido, por debajo de una triple arcada que comunica la propia capilla de San Mauro (siglo XVIII) con el pazo de Cotón, imponente construcción medieval y principal monumento de la villa.

Ya al otro lado sobrepasan la plaza do Cotón e inician ascenso, tras salvar el río Barcala, por la carretera DP-5601 que dirige a los caminantes hasta el núcleo de Negreiroa, donde se localiza el albergue público. Sin embargo, la vía milenaria (bien señalizada con un mojón) desvía a los peregrinos un poco antes hacia la derecha. Se encaminan entonces hacia un cruceiro y hacia la iglesia de San Xián (siglo XVIII). A continuación prosiguen camino sobre buen firme y entre casas con señales jacobeas. A la altura del mojón 66,820 se adentran por un frondoso y bello bosque de robles, que aporta sombra a los viajeros y les lleva en leve ascenso hasta el Alto da Cruz.

Tramos del antiguo Camiño Real

Tras ello la vía desemboca en una carretera que conduce hasta la pequeña aldea de Zas, a donde se llega tras tomar un desvío a la derecha. Entre hórreos y construcciones con símbolos del Camino se avanza hasta un nuevo y largo sendero, de cerca de 4 kilómetros, que alterna muchos tramos de tierra compacta y un número menor de asfalto. El trayecto, que deja a mano izquierda el núcleo de Camiño Real (cuyo nombre se deriva del itinerario original a Fisterra), es uno de los más bellos de la ruta, un auténtico manto vegetal para disfrutar.

El peregrino asciende por el valle de A Barcala escoltado por robles y castaños. De esta forma, y tras atravesar alguna carretera local, se llega a Rapote, pequeño núcleo con un banco para el descanso y contigua fuente de agua potable. De nuevo entre prados y bosques frondosos y, en general, sobre buen firme, se afronta un leve descenso y posterior ascenso hasta llegar a A Pena. Acto seguido, pasada la iglesia parroquial de San Mamede, el caminante ya accede al núcleo de Piaxe y, poco después, puede observar a mano derecha un cruceiro bien conservado.

El caminante afrontará a continuación un nuevo tramo por asfalto, sobre la carretera DP-5603, que le llevará en ascenso desde Portocamiño hasta el núcleo de Cornovo, en un trayecto donde muchos viajeros no dudan en inmortalizar con su cámara los prados verdes que se abren hacia la derecha en amplia panorámica. Tras dejar a mano izquierda el cruce que lleva hasta Gorgal y Xallas, el peregrino abandona de nuevo el asfalto y se adentra por senderos de tierra que le conducen hasta una pasarela que salva el rego de Forxán.

Albergue de Vilaserío

Albergue de Vilaserío

De nuevo entre pinos y eucaliptos retorna a la carretera ya conocida, la DP-5603, que le conduce, en un tobogán, hasta las inmediaciones de Vilaserío, núcleo con servicios para peregrinos al que se accede por un camino que discurre por la izquierda de la carretera. Adelantado el mojón 54,977 retorna de nuevo el asfalto. El caminante prosigue durante cerca de 2 kilómetros por el margen izquierdo de la ya mencionada DP-5603, carretera que avanzan entre prados de gran presencia ganadera.

Tras una larga recta en leve ascenso, un mojón y un cartel municipal ya desvían al caminante hacia la derecha, hacia el núcleo de Cornado, último del ayuntamiento de Negreira, con fuente al lado de una marquesina pero sin servicios para caminantes. En ascenso, el viajero dice adiós al lugar y se adentra por una pista de tierra de buen firme, con inicial repecho y posterior descenso, que desemboca de nuevo, un kilómetro después, en otra carretera, la DP-5604. El viajero prosigue rumbo durante menos de medio kilómetro por la derecha para escaparse del asfalto a mano izquierda. A continuación, avanza por pistas forestales, derivadas de la concentración parcelaria, y con un firme de tierra y piedras que, tras un periodo de fuertes lluvias, puede hallarse embarrado. La buena señalización impide perderse en los cruces.

Tras casi tres kilómetros por estos tramos, en sucesivas subidas y bajadas, se alcanza ya por asfalto el puente sobre el río de Maroñas. Salvado el pequeño cauce, el caminante circula ya por As Mariñas, aldea típica gallega con dos bellos hórreos y una iglesia de finales del siglo XII a la que no se acerca la ruta. En el núcleo se anuncian dos casas de turismo rural, no situadas en la propia sirga peregrina pero que sí van a recoger y a dejar de nuevo a los caminantes al trazado. Se trata de Casa Jurjo y el hotel rural Santa Eulalia. En las inmediaciones del lugar también se localiza el albergue Casa Pepa, con bar. El peregrino adelanta también en este punto un cruceiro con pousadoiro (mesa de piedra que era parada obligatoria en los entierros; sobre ella se depositaba el féretro camino del cementerio mientras el cura rezaba un responso) y una posterior área de descanso con bancos.

Poco después, llega a un peligroso cruce con la AC-400, carretera que hay que tomar hacia la izquierda, en sentido Pino do Val / Muros. Se atraviesa con cuidado y unos metros a continuación se rebasa el café Victoriano, con bar y bocadillos. Se recomienda encarecidamente a aquellos caminantes carentes de provisiones que hagan un alto en el lugar ya que durante los próximos 11 kilómetros no hallarán ningún nuevo servicio.

Tras la parada se adelanta el albergue Antelo, con el bar El Gallego -donde poder también avituallarse-, así como también una panadería y se toma un desvío por asfalto hacia la derecha, bien señalizado, que le conduce hacia Bon Xesús y Gueima y, posteriormente, y tras un tramo que pica hacia arriba, hasta Vilar do Castro.

Por el Monte Aro

El Camino ha sufrido una alteración debido a la propiedad de un terreno. En la actualidad ya no es posible cubrir la subida histórica al Monte Aro por lo que este se rodea por la derecha, asciendiendo su vertiente norte. En el posterior descenso, convertido en tranquilo paseo, se atisba a mano derecha el embalse da Fervenza y una bella panorámica de los valles del Xallas. El embalse, construido a finales de la década de los 70 sobre el curso medio del río Xallas, está destinado al abastecimiento de agua a la empresa que lo gestiona, Ferroatlántica. También se utiliza como reserva de agua de la comarca y como coto de pesca.

Por esta misma pista vecinal, de buen firme, se alcanzan nuevos núcleos rurales sin servicios para caminantes como Campo Valado, Porteliñas o Abeleiroas. Distintas señales con los nombres de los núcleos ayudan a que el peregrino se ubique, algo que no sucede en todas las rutas. La ruta continúa por el mismo sendero y se aproxima hasta la iglesia de San Cristóbal de Corzón, una sencilla construcción de una sola nave cubierta con armadura de madera y en la que destacan los retablos, tanto los laterales de estilo barroco como el mayor, de formas neoclásicas. En el entorno se localiza un bello cruceiro.

El peregrino retoma camino por una recta de poco más de un kilómetro que le acerca hasta el núcleo de Mollón. A la etapa ya le queda solo la recta final. Gira entonces a la derecha y enlaza con otra carretera que le sitúa en las inmediaciones del río Xallas, caudal con peso histórico que sirve de transición entre los ayuntamientos de Mazaricos -por el que se venía- y Dumbría. El sobresaliente puente que da nombre al núcleo -Ponte Olveiroa- data de los siglos XVII y XVIII. Se trata de una construcción de buena cantería, que presenta un ancho de unos cinco metros y tres arcos de medio punto.

Ponte Olveiroa

Ponte Olveiroa

El lugar, Ponte Olveiroa, fue escenario de un enfrentamiento entre los labriegos gallegos y las tropas napoleónicas que avanzaban por el puente camino de Cee y Corcubión. Los gallegos, mal organizados y armados, quisieron hacerles frente pero cayeron derrotados el 12 de abril de 1809. Poco después de sobrepasar el puente el peregrino, ya sediento, localiza un completo complejo con albergue y restaurante (O Refuxio da Ponte), y con jardín y mesas exteriores, que sirve comidas y avituallamientos a lo largo de todo el día.

Enfrente, al otro lado de la carretera, los caminantes disponen de mesas para comer al aire libre. Para completar la jornada, los caminantes deberán proseguir rumbo por el arcén de mínima anchura de la DP-3404, carretera que enlaza Ponte Olveiroa y Olveiroa. Poco después del esperanzador cartel que ya indica la meta se desvían a la izquierda para entrar al centro del tranquilo pueblo, cuya vida tan solo se ve alterada por el peregrinaje diario. El núcleo aún conserva el trazado medieval de sus calles y construcciones. En la recta de entrada ya se localizan los primeros servicios para caminantes.

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