Castillo de San Carlos

Entrada del Castillo de San Carlos - Finisterre

El Camino de Santiago cuenta con una de las tradiciones más amplias del mundo. Sin embargo, con tantos rituales, historias y leyendas, uno de los ritos menos conocidos alrededor del mundo es que este fenómeno jacobeo posee una segunda meta. Antaño, los peregrinos que visitaban la Catedral de Santiago para venerar al Apóstol iniciaban un último viaje que tenía como destino Finisterre, donde cerraban la aventura quemando las botas y tirando las cenizas al mar.

Más conocido como el “Fin del Mundo”, Finisterre es la segunda localidad más visitada en toda Galicia. Nada más lejos de la realidad; el municipio aguarda múltiples simbolismos, leyendas e historias que entrecruzan temas religiosos y marítimos. Ahora bien, en el “último rincón de la tierra” no solo descubrimos algunos atractivos turísticos de gran interés para el visitante como el faro, la playa de Langosteira o la cascada de Ézaro, sino también espectaculares monumentos históricos como el castillo de San Carlos. 

El Castillo de San Carlos: Un baluarte defensivo de la Costa da Morte

Muy cerca de la playa de O Corbeiro descubrimos uno de los principales atractivos de la villa. El castillo de San Carlos fue mandado a construir bajo el mandato del rey Carlos III y no fue hasta mediados del siglo XVIII cuando terminó de levantarse. Se le considera como uno de los baluartes defensivos más importantes de toda la Costa da Morte, ya que sirvió para protegerse contra los corsarios ingleses y franceses.

Dispone de tres troneras orientadas y de una nave interior que antaño protegía a las tropas. El castillo sufrió, al igual que toda la zona, el asalto de las tropas francesas de Napoleón durante la Guerra de la Independencia. Hoy en día el conjunto acoge un museo de la pesca, centro temático que alberga paneles informativos sobre embarcaciones, artes de pesca, salazones, naufragios y modos de vida de los marineros.