Melide

Melide ©Panoramio tunante80

Melide ha crecido respetando su pequeño pero cuidado centro histórico, donde los peregrinos deberán hacer varias paradas. En la propia recta de entrada al núcleo, en la avenida de Lugo, los caminantes se encuentran con la capilla de San Roque, construida en el año 1949 con materiales procedentes de las demolidas iglesias medievales de San Pedro y San Roque. Su portada principal, románica, es una de las más bellas del arte medieval gallego. A su lado se levanta, además, un crucero gótico del siglo XIV, considerado por Castelao (escritor, político y uno de los padres del nacionalismo gallego) como el más antiguo de Galicia.

En un tramo posterior, y junto a la parada de taxis, obviar un curioso paseo de la fama, ideado por la Orden del Camino de Santiago, una institución extemporánea creada en 1997 siguiendo el espíritu de la antiguas órdenes militares medievales. Impulsada por un exalcalde de Melide su objetivo principal era el de promocionar la cultura y la gastronomía jacobea e incorporar cada año a distintas personalidades para que presten juramento como caballeros y damas de este particular cuerpo diplomático y se conviertan así en embajadores de la ruta.

Esta Orden ha promovido hasta el momento, y sin demasiada fortuna, dos iniciativas en Melide. Una de ellas se ubica en el Cantón de San Roque, donde, a partir de varias estrellas ubicadas en la acera, se reconoce a alguno de sus insignes integrantes y se rinde honor al peregrino anónimo. Ya en pleno casco histórico se dan cita los dos exponentes monumentales de la localidad: la iglesia parroquial de Sancti Spiritus, antiguo convento fundado en el siglo XIV (con un altar mayor barroco, restos románicos, sarcófagos góticos, pinturas murales del siglo XVI y un niño Jesús de marfil) y la Obra Pía de San Antón, pazo barroco del XVII que alberga el ayuntamiento desde 1860.

La Praza do Convento es, además, encrucijada de caminos, pues en el lugar confluyen las rutas francesa y primitiva. En este cruce de peregrinaciones se levanta el Museo Terra de Melide, emplazado en el antiguo hospital de peregrinos de la localidad, y donde también tiene su sede la oficina de información turísticas, abierta todo el año. 

El museo, donde los caminantes pueden rememorar tiempos pasados con la fuerza de la memoria, se presenta como uno de los más interesantes de la ruta francesa en su recorrido gallego. Desde su fundación hace 30 años la dirección del museo trabaja, con Xosé Manuel Broz al frente, en el estudio y divulgación del patrimonio cultural de la comarca.

Sus salas acogen una abundante muestra de la singular etnografía de la zona (con aperos de oficios tradicionales, juguetes, relojes...), amén de una amplia colección de piezas de los castros de la comarca (como cerámica castreña o hachas del neolítico)  y de material medieval. Entre los vestigios que custodia la galería museística figuran numerosas piezas del antiguo castro de Melide, ubicado en la parte alta de la villa, O Castelo. 

Melide ©Panoramio Carlos Sieiro del Nido

En la planta baja se exponen, además, paneles fotográficos de los monumentos del Camino de Santiago y se recuerdan los orígenes del edificio. El antiguo hospital de peregrinos se fundó en el año 1375, junto al convento franciscano. Fue reformado en 1502, en un ejemplo de dialéctica arquitectónica entre lo antiguo y lo moderno, y permaneció en activo hasta 1819. Como curiosidad histórica se recuerda que el hospital nació con 12 camas y que en cada una de ellas se alojaban dos peregrinos (de aquella había que compartir lecho), a los cuales también se les entregaba pan.

Antes de partir hacia Santiago tenían, eso sí, que escuchar misa en el convento. La leyenda cuenta que muchos romeros fallecieron aquí –están enterrados en el suelo de la propia iglesia- e, incluso, señala que a un caballero francés, Lanzarote Delatour de Auvergiere, también muerto en el hospital, le quitaron el corazón y lo trasladaron en una caja de plata a Santiago. Antes de salir del pueblo, los peregrinos deberán visitar también la conocida como zona do Castelo, que toma su nombre del antiguo castillo que en otro tiempo vigiló Melide.

Hoy sigue a ser el punto más alto de la localidad y en ella se sitúa la capilla del Carmen, erigida sobre un castro y desde donde se puede obtener una bella panorámica de los tejados de Melide. A ella se accede desde una calle empedrada, que continúa a la rúa Principal que atraviesa el casco histórico. Junto al intenso patrimonio monumental de la localidad, Melide también es conocida por la importancia que tuvieron en ella los diversos oficios tradicionales, alguno de los cuales aún permanecen vivos en el núcleo histórico.

Melide ©Panoramio Joaquín Vilas

Qué hacer cerca de Melide Muchos peregrinos que se dirigen en verano a Melide hacen un alto antes, a apenas dos kilómetros de distancia del centro urbano, en el área recreativa de Furelos. Se trata de una amplia zona verde de recreo con piscinas en la que se puede combatir el calor estival que azota con fuerza esta zona. Para alcanzar el lugar simplemente se deberá retroceder desde el centro de la localidad por la N-547. El desvío ya está indicado.

El lugar incluye playa fluvial, merendero y juegos infantiles y cuenta con una amplia zona de aparcamiento para turismos, motos y bicicletas.