Pamplona

Efe / Josu Santesteban

Pamplona, la primera gran ciudad del Camino de Santiago

De inmediato el peregrino se encuentra en una tranquila plaza en la parte más alta de la ciudad. Este punto, conocido como el Bastión del Redín, constituía la zona más inaccesible de la fortaleza. Antiguamente, en este espacio se levantaba un hospital de peregrinos. La catedral de Santa María representa el monumento más famoso de la ciudad. Tras su fachada neoclásica alberga tesoros y belleza gótica a partes iguales. Los sepulcros de Carlos III y Leonor de Trastámara, el claustro o el Santo Cristo de Anchiota bien merecen una visita.

Pamplona es la primera gran ciudad en el Camino. Mundialmente famosa por sus fiestas de San Fermín, la capital navarra conjuga tradición y modernidad. Según la OCU, es la ciudad con mejor calidad de vida de España. Cuenta con cerca de 200.000 habitantes. Durante todo el año la tranquilidad reina en sus calles, pero la semana comprendida entre el 7 y el 14 de julio la ciudad se transforma en la capital mundial de la fiesta.

Los precios se multiplican y encontrar una cama se convierte en misión imposible. Eso sí, la diversión está asegurada. Los orígenes de Pamplona se remontan a los poblados vascones, aunque el que se coló en los libros de historia como fundador fue el general romano Pompeyo, que, aprovechando la protección natural de las montañas, estableció en estas tierras un destacamento militar. En época altomedieval, el rey cristiano Sancho II, «en gratitud a Dios por la ayuda frente a los musulmanes», concede al obispo el mando de la ciudad. El clero gobernó Pamplona a su antojo durante tres siglos. Pero la urbe experimentó un gran crecimiento demográfico y el trono recuperó el poder sobre la mitra. Pamplona regresa a sus orígenes, y su función defensiva vuelve a ser primordial. Un tapón contra un posible ataque desde Francia.

Todos los años se organiza La Semana del Pintxo, en la que multitud de locales compiten por la mejor creación culinaria.