Pamplona

Pamplona ©Panoramio Malko

La catedral de Santa María, visita imprescindible

Desde el mismo instante en el que el peregrino pone los pies en la orilla sur del río Arga a través del puente de la Magdalena ya se respira Pamplona, pero no se accede a la ciudad hasta que se traspasa la puerta de Francia o de Zumalacárregui. De inmediato el peregrino se encuentra en una tranquila plaza en la parte más alta de la ciudad. Este punto, conocido como el Bastión del Redín, constituía la zona más inaccesible de la fortaleza. Antiguamente, en este espacio se levantaba un hospital de peregrinos.

La catedral de Santa María representa el monumento más famoso de la ciudad. Tras su fachada neoclásica alberga tesoros y belleza gótica a partes iguales. Los sepulcros de Carlos III y Leonor de Trastámara, el claustro o el Santo Cristo de Anchiota bien merecen una visita.  En el actual museo diocesano se encontraba la antigua cocina en la que se preparaban las comidas para los peregrinos. La plaza del Castillo es el corazón de la ciudad. Un “cuarto de estar” de 14.000 metros cuadrados en el que se desarrolla gran parte de la vida de los pamploneses

Del castillo ya no queda nada. En el centro de este cuadrilátero se encuentra un quiosco recientemente restaurado. Uno de los hitos más famosos de la ciudad se encuentra junto a esta plaza. El palacio de Navarra (avenida de Carlos III, 1), de mediados del XIX, es la actual sede de la Presidencia del Gobierno. Destaca la fachada del paseo Sarasate, repleta de esculturas, proyectada por el maestro José de Nagusia.  El acceso a su interior solo es posible para grupos de entre 25 y 50 personas previa cita. Los peregrinos que logren rascar un par de horas para profundizar sobre estas maravillosas tierras no deben desaprovechar la oportunidad de visitar el Museo de Navarra.

Emplazado al inicio de la cuesta de Santo Domingo, ocupando el mismo sitio que el antiguo Hospital de Nuestra Señora de la Misericordia, del que sobrevive la fachada plateresca y la capilla aledaña, el museo se divide en cinco plantas. La planta baja suele estar destinada a exposiciones temporales. El resto de los pisos clasifican la historia por orden cronológico. De este modo, la primera comprende la Prehistoria, la Edad Antigua y la época altomedieval; la segunda, la Baja Edad Media y el Renacimiento; la tercera, el Barroco y la primera parte del XIX; y la última planta, el resto del XIX y el XX.

Dentro de estas paredes se encuentran el mosaico de Teseo y la arqueta de Leyre. Pamplona es una de las ciudades con más zonas verdes de Europa. Los antiguos jardines de la Taconera o el parque de la Ciudadela funcionan como los principales pulmones de Pamplona. La zona del Campus de la Universidad de Navarra, por donde se despide el Camino de la urbe rumbo a Zizur Menor, es solo otra de las muchas posibilidades que ofrece la ciudad para descansar un buen rato tumbado sobre el césped.