Catedral de Pamplona

Catedral de Pamplona

Catedral de Pamplona

Poco después de empezar el Camino Francés, cruzamos la puerta de Francia o de Zumalacárregui para adentrarnos en Pamplona. Es una ciudad con un casco antiguo monumental, coronado por la imponente Catedral Metropolitana de Santa María la Real. 

El origen de la catedral

La historia de la catedral no comienza en el siglo XIV, cuando fue construida, sino que se remonta a varios siglos antes. En su misma ubicación se erigía el núcleo de la ciudad romana, y en el siglo XII se erigió una catedral románica. Esta era de unas dimensiones que casi desafiaban las posibilidades arquitectónicas de aquel momento.

El proyecto de la actual catedral nace como necesidad imperiosa tras el derrumbe de la catedral primigenia. Cuando se construyó la catedral que se conserva hasta nuestros días, se hizo coincidir su planta casi por completo con la de la originaria: planta de cruz latina con tres naves rodeadas de varias capillas laterales, y un ábside que corona la nave central circundado por absidiolos. 

Su estilo arquitectónico

La catedral se encuadra en el estilo gótico, si bien la primera impresión no es esa. Su fachada es una obra posterior, del siglo XVIII. Es, por tanto, un añadido neoclásico. Su composición tripartita con elementos griegos como los capiteles corintios o los frontones triangulares contrasta con el estilo adornado del gótico. A pesar de ello, se respetan las proporciones previas y la iluminación, por lo que se mantienen los rosetones. 

El interior de la catedral es ejemplo paradigmático del gótico, resultando una visita espectacular por lo monumental del templo. A pesar de sus grandes dimensiones, entra mucha luz a través de los dos rosetones y las ventanas de tracería flamígera. Las bóvedas de crucería siguen el esquema tradicional, salvo en el crucero, donde se multiplican los nervios y aumenta la decoración.  

Este monumento no se compone exclusivamente de la catedral, sino que también incluye en su conjunto el claustro, que se considera una maravilla del gótico europeo, las sacristías, la cocina, el refectorio, la sala capitular y el dormitorio. Gracias al estado de conservación de todos estos elementos podemos hacernos una idea muy certera de la vida de los clérigos.

Cada uno de los elementos de este conjunto catedralicio, desde las columnillas adosadas hasta la puerta más espectacular del claustro, esconde siglos de historia y merece unos minutos de atención para comprender mejor todo lo que supone este monumento.