Reportaje

Qué calzado llevar al Camino de Santiago

Tus pies son un bien muy preciado mientras caminas por la ruta jacobea; te llevarán a Santiago en volandas si los cuidas o se convertirán un foco de problemas e incomodidades si les restas importancia 

Cuida tus pies y te llevarán lejos

Cuida tus pies y te llevarán lejos

La mejor manera de preocuparnos por nuestros pies en el Camino de Santiago es previniendo posibles problemas, como las torceduras, ampollas o rozaduras y para eso lo mejor es siempre elegir un buen equipo que llevarnos con nosotros, además de algún objeto extra en la mochila para emergencias. La elección tanto de calzado como de calcetines es esencial, habiendo de tener en cuenta la temporada del año en la que haremos la ruta jacobea.

El calzado y los calcetines

En cuanto al calzado, encontramos varias opciones en el mercado igualmente válidas, descartando las zapatillas deportivas convencionales, que en ningún caso están hechas de materiales válidos para poder andar sobre las piedras del Camino y podrían llevar a torcernos un tobillo con facilidad. Podemos optar por calzado tipo bota o zapatillas de montaña; el inconveniente de las botas es su considerable peso, aunque ofrecen sujeción en el tobillo, mientras que las segundas son más ligeras, prescindiendo de ese refuerzo extra. Hoy en día la calidad de materiales y robustez de las zapatillas de montaña permite realizar el Camino de Santiago sin problemas, siendo más cómodas que las botas sobre todo en los meses de primavera-verano. Por otro lado, para los meses más calurosos, cada día son más habituales las sandalias cerradas en el Camino, que además ventilan los pies mucho mejor que unas botas, por descontado.

Zapatillas de montaña

Zapatillas de montaña

Ahora seguramente te preguntarás ¿calzado nuevo o usado? Nuestra respuesta, como siempre es que apliques el sentido común. Primero asegurate de que todo el equipo es exactamente de tu talla, por que si te queda grande, las rozaduras estarán aseguradas después de caminar tan solo unos kilómetros. Por otro lado, no es recomendable hacerle el rodaje a un calzado nuevo en el Camino de Santiago, ya que las distancias de las etapas terminarán machacando tu pie si tus botas o zapatillas están demasiado rígidas todavía. Tampoco lo es llevarnos un calzado demasiado usado, por muy cómodo que sea y aunque hayamos completado el Camino antes con él sin problemas; el desgaste puede hacer que empiece a molestarnos sin aviso y después de muchos kilómetros podemos quedarnos con la suela en la mano en medio de una etapa.

El otro elemento vital de tu equipamiento de tus pies a la hora de hacer rutas de senderismo (bien el Camino de Santiago o cualquier otra) son los calcetines y el material del que están hechos. A parte de evitar las botas nuevas, debes saber que los calcetines por sí solos pueden favorecer la formación de ampollas por el roce con costuras o si el material del que están hechos no permite a nuestros pies transpirar, como el algodón o la lana. Para ello, lo mejor son calcetines hechos de fibras Coolmax para mantener nuestros pies secos, ya que son precisamente los roces con humedad los que favorecen las ampollas.

Seguramente habrás escuchado algo acerca de ponerse dos calcetines en cada pie para evitar que aunque el pie esté mojado, éste no toque la bota directamente, si no el otro calcetín. Esto podría valer como solución de emergencia, pero es desaconsejable sobre todo en temporada alta en los meses de calor, pues al final ambos calcetines terminarán empapados. La mejor idea es elegir calcetines que extraigan el sudor hacia afuera, combinados con botas de GoreTex, preferiblemente, para así mantener el pie siempre libre de humedades, además de asegurarse de que cada calcetín del par esté diseñado específicamente para cada pie (L y R), algo habitual en los calcetines de senderismo.

Lo que debes llevar en la mochila

Recomendamos encarecidamente sumar una piedra pómez a todo ese conjunto de utensilios que todos llevamos en la mochila "por si acaso" mientras hacemos el Camino de Santiago. Eliminar la piel muerta de vez en cuando es siempre una buena idea siempre que no nos pasemos, ya que podemos abrirnos una herida y el remedio terminará siendo peor que la enfermedad. Sin embargo una piedra pómez nunca debe sustituir una visita al podólogo si los pies nos están matando (puedes encontrarlos en las localidades del Camino de Santiago y tienen experiencia de sobra atendiendo a peregrinos). Además es también recomendable llevar con nosotros protectores de rozaduras hechos de silicona, que se deben aplicar en cuanto notemos los primeros síntomas de molestia.

Tiritas para ampollas y rozaduras

Tiritas para ampollas y rozaduras

Por último y aunque sea obvio, te recordamos que llevar un par de chanclas en tu mochila al Camino de Santiago es fundamental por dos motivos: prevenir la aparición de hongos en las plantas al compartir ducha y permitir el descanso de los pies después de cada etapa. 

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