San Martín del Camino-Astorga

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Puente legendario de Hospital de Órbigo

Puente legendario de Hospital de Órbigo

Con la llegada al legendario Órbigo se pone punto final a la pista. El Camino, por fin, se aleja del ruido de los motores. El peregrino regresa a la tranquilidad, pero también se acaba el terreno llano. La llegada a Astorga, a través de un terreno rompepiernas, es la antesala perfecta de lo que se vivirá en las siguientes jornadas. Aquellos que le hayan cogido el gusto a la N-120, tienen la posibilidad de continuar por la pista hasta el final de la etapa.

La etapa San Martín del Camino - Astorga(23,6 kilómetros)

Tras ocho kilómetros por la pista de la N-120, el peregrino llega a uno de los lugares más mágicos del Camino de Santiago. La tranquilidad y la belleza de Hospital de Órbigo (15,6 kilómetros a Astorga), su puente legendario y sus gentes, grandes apasionados de la captura de truchas, bien merecen dedicarle unas horas.

A la salida del pueblo existen dos opciones. El camino que continúa de frente llega hasta las inmediaciones de Astorga a través del eterno camino paralelo a la N-120. El camino que nace a la derecha es un par de kilómetros más largo y algo más exigente, pero es mucho más tranquilo y bonito. Atraviesa un buen puñado de pequeños pueblos bien nutridos de servicios para los peregrinos. Exceptuando la salida de San Martín del Camino, por donde peregrino avanza por un pequeño tramo por una chopera, los seis primeros kilómetros de la etapa se completan de una forma muy similar a la jornada previa una pista paralela a la N-120. Con dos salvedades. Que en esta ocasión la pista marcha por el margen derecho de la vía que une Astorga con León. Y que a medida que el peregrino se acerca al río Órbigo la vegetación es cada vez más frecuente. Incluso en el mismo sendero llega a brotar el verde.

Pasados estos seis kilómetros, el Camino abandona la carretera para adentrarse por unas pistas de tierra que desembocan en una carretera asfaltada. Con ella, aparecen las primeras viviendas de Hospital de Órbigo. Justo a la salida de esta localidad el Camino vuelve a ofrecer dos posibilidades. Continuar por la pista de la N-120, de frente, o alejarse del ruido de los motores y visitar pequeños y encantadores pueblos, a la derecha. La segunda es un par de kilómetros más larga que la primera. Ambas confluyen en el crucero de Santo Toribio, antes de llegar a San Justo de la Vega.

Hasta el laberinto de maíz

La gran mayoría de los romeros optan por la segunda. Un cómodo paseo a través de campos de labor enlaza con Villares de Órbigo, una pequeña localidad que cuenta con albergue, farmacia y un bar.

Villares cuenta con una iglesia del XVIII con retablos barrocos dedicados a Santiago el Mayor, patrono de la localidad. A la salida, un sendero estrecho conduce hasta un merendero con fuente y parrilla. El Camino de Santiago asciende mediante un sendero de tierra, en ocasiones algo pedregoso, por un bonito paraje de grandes contrastes entre el verde y el marrón. Esta pista enlaza con una carretera local que, en descenso, transporta a los peregrinos hasta Santibáñez de Valdeiglesias. Antes de la entrada, un nuevo merendero a mano derecha ofrece descanso al peregrino. En este pueblo leonés, salvo el bar del centro social, pegado al albergue, no hay servicios para los peregrinos.

El campanario de la iglesia de la Santísima Trinidad domina todo el núcleo de viviendas. En el interior del templo se encuentran magníficas tallas de santos, entre las que destaca la de san Roque ataviado de romero. Este tranquilo pueblo cuenta con un reclamo turístico que atrae todos los años miles de visitantes llegados de todo el mundo. Se trata del laberinto de maíz, uno de los más grandes del planeta. Todos los veranos ofrece un recorrido distinto. El origen de esta actividad está muy relacionado con el Camino de Santiago. En especial, con la corriente que opina que el juego de la oca está basado en la ruta jacobea. De este modo, Santibáñez representaría la casilla 42: el laberinto. Otro de los puntos curiosos de Santibáñez reside en su fuente subterránea, muy próxima a la iglesia. La salida de Santibáñez se realiza a través de una pista de tierra llena de pequeñas piedras. Tras tantos kilómetros en las últimas jornadas sobre llano, en este tramo reaparece el terreno rompepiernas. Un perfecto aperitivo de lo que vendrá en las próximas etapas.

Los repechos se intercalan con los descensos y la tierra se combina con las piedras. Bajo la sombra de una encina, un humilde merendero semeja un lugar ideal para reposar, aunque la proximidad de una escultura peregrina de vanguardia intimide. Tras este precioso pero árido paso, la Casa de los Deseos se presenta como un oasis en el desierto. David es un joven catalán que decidió dedicar su vida al servicio de los peregrinos; para ello se estableció en una vieja nave agrícola abandonada. Desde un carrito de los helados restaurado ofrece a los peregrinos, sin nada a cambio, fruta, zumos, limonada... Ya sobre terreno más llano, se llega hasta el crucero de Santo Toribio, punto desde el que se observa la ciudad de Astorga por primera vez en la etapa. También es este el lugar en el que se funden las dos variantes nacidas en Hospital de Órbigo.

"De esta tierra, ni el polvo"

Cuenta la leyenda que el rey visigodo Teodorico envió ejércitos en el año 465 al noroeste peninsular motivando el exilio de muchos cristianos de la zona. Toribio, por entonces obispo de Tui, buscó refugio en Astorga, ciudad de la que había sido obispo años antes y en la que fue acusado injustamente de asesinato. No fue bien recibido. Y en el punto en el que ahora se levanta este crucero de piedra, se sacudió las sandalias mientras pronunciaba la frase: «De esta tierra, ni el polvo». Y prosiguió su marcha. En señal de arrepentimiento, se decidió levantar este crucero en piedra.

Astorga

Astorga

Cada año, el primer fin de semana después del Domingo de Resurrección, los vecinos de San Justo de la Vega suben hasta lo alto del cerro y depositan una piedra con un deseo. El peregrino afronta un pronunciado descenso hasta San Justo de la Vega por suelo empedrado. San Justo de la Vega es un pueblo a las puertas de Astorga. Se encuentra a muy pocos kilómetros de ella. Cuenta con servicios de todo tipo y con una zona de baño a donde acuden en verano los astorganos.

 San Justo de la Vega se atraviesa por la acera de la N-120. En línea recta. A la salida hay que atravesar un puente sobre el río Tuerto. A pocos metros hay que desviarse a la derecha y tomar una pista de tierra. Sobre llano, a través de naves y viviendas particulares, se llega hasta una pasarela de cuatro pisos. Tras salvar la vía del tren, en la rotonda hay que coger a la izquierda. Las últimas rampas para llegar al centro de Astorga tienen miga.

San Martín del Camino - Astorga en bici

El majestuoso puente sobre el Órbigo presenta un firme algo incómodo para los peregrinos sobre dos ruedas. Para continuar el Camino, en Santibáñez hay que torcer a la derecha antes de llegar a la iglesia. Este cruce es sobre terreno a favor, por lo que el que vaya algo rápido corre el riesgo de saltárselo.

Descenso en una zona muy pedregosa entre Santibáñez y San Justo de la Vega, antes de la llegada al crucero. En San Justo de la Vega el Camino comparte espacio con los vehículos. Precaución. Pasarela sobre la vía del tren justo antes de la llegada a Astorga. La rampa para acceder al fin de la etapa es endiablada.

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