Roncesvalles

Roncesvalles

El conjunto monumental de Orreaga / Roncesvalles, situado en el extremo occidental de la cordillera pirenaica, se erige al pie de la vertiente sur del alto de Ibañeta y cerca de la amplia llanura de Auritz-Burguete. Esta circunstancia, el estar al abrigo de un puerto, protege al albergue de peregrinos de los rigores climatológicos propios de esta húmeda zona de montaña que en invierno se cubre con un grueso manto de nieve. De forma común se ha traducido Roncesvalles como 'valle de espinos', y de esta interpretación procede la versión en euskera Orreaga ('lugar de enebros').

Sin embargo, hay otras teorías que avalan que su origen se debe a Erro-zabal ('llanura del Erro'). De todas formas, los sucesivos movimientos de peregrinos galos terminaron por afrancesar el nombre hasta su forma actual. Nada más llegar al enclave los caminantes acceden a un patio rectangular cerrado por viviendas donde destaca el hospital construido a comienzos del siglo XIX en el austero estilo de la época y que hoy realiza la función de albergue.

Con anterioridad, hubo en el núcleo otros edificios de atención a los peregrinos de los que han quedado diversos testimonios y en los restos encontrados frente a la iglesia de Santa María. Con el fin de atender a los romeros surgió en el siglo XII un hospital en el anterior puerto de Ibañeta. Posteriormente, se construyó en el llano un albergue-hospital y la iglesia colegial de Roncesvalles, regentados por una comunidad de canónigos y destinados a cuidar y proteger a los peregrinos.  

Durante la Edad Media se levantaron nuevos edificios y la colegiata alcanzó gran importancia debido a sus extensos dominios y el creciente número de caminantes. Esta colegiata de Santa María, próxima al albergue, sobresale de entre el complejo de edificios que forman el núcleo. Su iglesia, de estilo gótico francés, fue construida a finales del siglo XII y principios del XIII y posee unos grandes ventanales decorados con vidrieras modernas.

Preside el altar mayor la imagen de Santa María de Orreaga / Roncesvalles, una bella talla gótica de madera revestida de plata y adornos dorados. El conjunto incluye un claustro que data del siglo XVII y que  sustituye al gótico que se derrumbó en 1600 tras una intensa nevada (en época invernal aún es habitual contemplar en él grandes masas de nieve) y la capilla de San Agustín, que se abre desde aquel. En el centro de esta antigua sala capitular de estilo gótico se encuentra el sepulcro de Sancho VII el Fuerte, rey de Navarra entre 1194 y 1234. La losa que lo cubre es una estatua que refleja la imponente altura del monarca, de 2,25 metros. A la cabecera de la capilla se exhiben tras una reja las cadenas que rodeaban la tienda del califa almohade Muhammad al-Nasir, conocido por el sobrenombre de Miramamolín, durante la batalla de las Navas de Tolosa.

Esta gesta enfrentó el 16 de julio de 1212 en las inmediaciones de la población jienense de Santa Elena a un ejército aliado cristiano formado en gran parte por las tropas castellanas de Alfonso VIII de Castilla, las navarras de Sancho VII de Navarra y las aragonesas de Pedro II de Aragón contra el ejército numéricamente superior del califa almohade Muhammad al-Nasir. Saldada con una importantísima victoria del bando cristiano, esta batalla fue el punto álgido de la Reconquista y el principio del fin de la presencia musulmana en la península ibérica. En el enfrentamiento las tropas de Sancho el Fuerte llegaron hasta la tienda de Muhammad al-Nasir cortando las cadenas que la protegían. Las vidrieras de la capilla ofrecen una visión de esa misma batalla.

La fachada de la iglesia de Santa María está unida a la casa de los Beneficiados (los beneficiados eran clérigos que ocupaban un escalón inferior al de los canónigos en la jerarquía eclesiástica: sus viviendas, levantadas en la segunda mitad del siglo XVIII, constituyen un largo bloque horizontal) por un paso elevado que conforma el Portal de los Peregrinos, datado en 1726. En este pequeño túnel, a través del cual desembocaba en la plaza de Santa María el antiguo camino de peregrinación que desciende de Ibañeta, se encuentra una puerta medieval de arco apuntado que señala la entrada a la antigua cárcel. Junto al claustro de la Colegiata se encuentra la casa prioral, construida en el siglo XIX. Su interior acoge las dependencias del cabildo de Roncesvalles, formado por un grupo de canónigos seculares que sustituyeron en 1983 a la última comunidad regular. La biblioteca y el museo ocupan un edificio yuxtapuesto a la casa prioral formando un bloque horizontal.

El archivo y biblioteca, solo abierto a especialistas, comprende más de 15.000 volúmenes de todo tipo de materias, aunque destacan las obras sobre cuestiones teológicas, filosóficas y de historia eclesiástica. Hay volúmenes en varias lenguas como hebreo, griego, latín, vasco y hasta chino. Algunas de las piezas más interesantes, como el códice del siglo XIV La Pretiosa, se exponen en el museo de la colegiata. El museo guarda, además, piezas de gran interés, entre las que se incluyen esculturas, pinturas y objetos de orfebrería, así como muebles, tapices, monedas y libros de gran importancia bibliográfica. Quizás la obra más conocida de todas sea el ajedrez de Carlomagno, un relicario del siglo XIV de plata dorada y esmaltada, llamado así por su disposición en damero, que según la leyenda perteneció al emperador franco.

Roncesvalles

El conflicto, según el cantar, se produce después de la traición de Ganelón, padrastro de Roldán. Carlomagno, a instancias de este último, habría decidido enviar a Ganelón a una peligrosa embajada ante el monarca pagano zaragozano Marsil. Este, enfurecido, trama su venganza y acuerda con Marsil la destrucción de la retaguardia del ejército carolingio, mandada por Roldán y lo más granado de la nobleza franca. En los desfiladeros, este ejército es atacado por hordas musulmanas. Roldán no solicita ayuda hasta que está todo perdido.

Cuando su desenlace se acercaba tañe el olifante que portaba al cuello y, acto seguido, trata de destruir su espada Durandal (que tenía, entre otras reliquias, un diente de san Pedro incrustado en la empuñadura) contra una roca para que no caiga en manos paganas. Pero es la roca la que se parte y él muere. Carlomagno, que en ese momento estaría jugando con su ajedrez, escucha la lejana llamada y acude en socorro, aunque ya es demasiado tarde. Tras vengar la muerte de sus fieles y aniquilar al ejército de Marsil, da sepultura a los guerreros y transporta hasta Francia los cadáveres de Roldán y de otros combatientes, como el de Oliveros, o el del arzobispo Turpín. Ganelón es juzgado y ajusticiado.

Los siglos han ubicado algunos pasajes del épico cantar en las inmediaciones de la Colegiata. Así, y siempre según la novela, sobre la roca hendida habría sido edificada la capilla del Espíritu Santo, que alojaría también la fosa de innumerables guerreros francos. La Colegiata atesora recuerdos de los protagonistas, como las mazas de Roldán y Oliveros y sus olifantes, las zapatillas de Turpín o el nombrado ajedrez..

Junto al ajedrez en el museo se exponen otras obras de valor como el relicario «de las espinas», pieza de plata dorada que formó parte del legado que regaló a su muerte don Francisco de Navarra, o la llamada esmeralda de Miramamolín, joya que, de acuerdo con la tradición, el rey Sancho VII el Fuerte arrebató al rey moro en la batalla de las Navas de Tolosa. Entre las pinturas destacan La Sagrada Familia de Luis de Morales o el Tríptico de la crucifixión, tabla del siglo XVI con influencia de El Bosco. El edificio más antiguo de los conservados es la capilla del Espíritu Santo o silo de Carlomagno (siglo XII) de estilo románico.

Puede suponerse que su origen se debe al enterramiento de los combatientes francos caídos en la batalla de Roncesvalles. Se trata de un templo funerario, un recinto en que se oficiaban misas por los peregrinos fallecidos en el hospital. Enterrados en otro lugar, una vez transcurrido un tiempo sus restos eran depositados en el osario situado bajo la capilla exenta. En 1977 se descubrió en él una fosa de 8,86 por 8,60 metros que contenía cerca de dos metros de altura de materiales, entre los que se encontraron unos 300 cráneos humanos.

Estos restos aún se pueden contemplar en la actualidad desde una trampilla. Junto a esta capilla se alza la iglesia de Santiago, un pequeño templo gótico edificado en el siglo XIII. Fue utilizada como parroquia hasta el siglo XVIII. Quedó sin culto durante un largo periodo hasta que fue restaurada por Florencio Ansoleaga en el siglo XX, quien incorporó la legendaria campana que orientaba a los peregrinos en la capilla que había en el collado de Ibañeta. En su interior hay una figura del apóstol Santiago. Cada 15 de agosto se recita en esta capilla el Cantar de Roldán y otras obras relacionadas con la batalla.

Los peregrinos pueden visitar el conjunto monumental tanto con reserva previa si son grupos numerosos como sin cita previa. La entrada incluye el paso al claustro y a la sala capitular así como una visita guiada al museo, al silo de Carlomagno y a la capilla de Santiago. La entrada para los peregrinos (con credencial) es de 3,70 euros. El conjunto monumental cierra los días 1 y 6 de enero, 8 de septiembre y 25 de diciembre. De abril a octubre abre de 10.00 a 14.00 y de 15.30 a 19.00 horas y de noviembre a marzo, de 10.00 a 14.00 y de 15.00 a 18.00 horas. Pero desde el 10 de diciembre al 15 de febrero el horario es de 10.30 a 14.30 y los miércoles permanece cerrado. 

La iglesia colegial permanece abierta de 8.00 a 20.30 horas salvo en horas de culto.