Reportaje

Quemar las botas al terminar el Camino: ¿Por qué evitar este ritual?

Se trata de una antigua tradición llevada a cabo por los peregrinos que llegan a Fisterra y que supone diversos problemas medioambientales

La bota del peregrino - Wikimedia Commons / Basotxerri

La bota del peregrino - Wikimedia Commons / Basotxerri

Quemar las pertenencias como símbolo de renovación espiritual

Miles de años de tradición tiene el Camino de Santiago y miles son también los peregrinos que cada año se desplazan hasta Finisterre para poner punto y final a su aventura desde este lugar, conocido antiguamente como el fin de la Tierra.

Al llegar, muchos de ellos llevan a cabo lo que consideran una tradición, consistente en quemar algunas de las prendas con las que realizaron el Camino, incluso las botas, como símbolo de dejar atrás lo viejo y dar paso a lo nuevo. 

Y si bien durante el Camino de Santiago existen costumbres y tradiciones que se pueden realizar sin influir negativamente en el entorno, como la de beber vino de la fuente de Irache en una concha de vieira, esta no es una de ellas.

Fuente del vino, Monasterio de Irache - Wikimedia Commons / José Antonio Gil Martínez

Fuente del vino, Monasterio de Irache - Wikimedia Commons / José Antonio Gil Martínez

¿Por qué no debes quemar tus pertenencias?

El Camino de Santiago es una experiencia que deja huella en cada peregrino y que lleva asociada una serie de buenos valores que todos debemos compartir para hacer de este viaje algo inolvidable. Entre ellos, destacan el respeto y la empatía, tanto con los otros peregrinos como con el entorno que nos rodea, y por ello hay prácticas que se deben dejar a un lado.

Una de ellas es la de quemar nuestras pertenencias al llegar al cabo de Fisterra, ya que esto supone una serie de problemas que afectan tanto al medioambiente como a la imagen del propio Camino.

Por una parte, esta “falsa tradición” está influyendo en la estética del lugar. Y es que las diferentes hogueras están llenando de pequeñas montañas negras tanto las rocas como los alrededores del faro, lo que provoca que parezca un lugar descuidado y su verdadera belleza quede en un segundo plano.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que la quema de ciertos enseres desprende elementos tóxicos. De esta manera, los materiales que no se terminan de quemar están dejando en el lugar múltiples residuos, y debido al fuerte viento, muchos de ellos acaban en el mar, lo que supone una gran contaminación.

Pero esto no es todo, ya que estamos frente a una situación que también puede derivar en un problema de seguridad. Y es que durante los últimos años se han producido incendios derivados de grandes hogueras, con el peligro que ello conlleva.

Restos de hogueras en el cabo de Fisterra - Wikimedia Commons / José Antonio Gil Martínez

Restos de hogueras en el cabo de Fisterra - Wikimedia Commons / José Antonio Gil Martínez

El ayuntamiento toma medidas para frenar esta práctica

Ante el aumento de las hogueras y la acumulación de enseres en los alrededores del faro, el ayuntamiento de Fisterra en colaboración con la Asociación de Fabricantes de Calzado y Afines de Zaragoza, han puesto en marcha una medida para frenar esta situación que está destrozando el paisaje.

Se trata de la instalación de un contenedor en la zona para que todos aquellos peregrinos que deseen deshacerse de sus pertenencias lo puedan hacer de una manera sostenible, ya que ese material será triturado para su posterior reciclaje. Puede que esto no termine con el problema de raíz, pero está claro que es una buena manera de sensibilizar a todos los peregrinos que hacen caso omiso de los carteles.

Así que recuerda, si alargas tu camino hasta Fisterra, no quemes tus botas ni tus enseres, y estarás contribuyendo a erradicar esta mala práctica a la vez que realizas la última buena acción de esta aventura.

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