Qué llevar en tu bici

El Camino de Santiago en bici

El Camino de Santiago es una experiencia de intensa relación con la naturaleza, algo a lo que pocos están acostumbrados, y de gran esfuerzo físico y mental para el peregrino. En mitad de ninguna parte cualquier situación que no podamos controlar se hace un mundo y tienes que ser consciente de ello a la hora de hacer el equipaje.

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Qué llevar en tu bici

Qué llevar en las alforjas de tu bici

Qué llevar en las alforjas de tu bici

Lo que no debe olvidar en su bici todo peregrino

Para empezar debes elegir el continente. Unas buenas alforjas en tu bici siempre son prácticas para repartir el peso de tu equipo y evitar que la carga que llevas a la espalda sea excesiva ya que la fuerza que necesitas para transportar todo lo que metas en ellas se reparte entre tu bicicleta y tú. Sin embargo, te recomiendo que busques también una mochila que te resulte cómoda, de tamaño medio, para ropa, documentación y otros útiles personales, que pueda acompañarte en los descansos del Camino de Santiago sin tener que desmontar toda la carga de la bici.

En las alforjas deberías llevar:

  • Un kit de botiquín: con pomada para insectos, aspirinas, yodo (como el Betadine, para la limpieza de heridas también endurece la planta del pie evitando que salgan nuevas ampollas), aguja (para vaciar las ampollas antes de limpiarlas con el yodo), hilo de coser, pastilla de jabón, pinzas de depilar (¡te sorprenderás! No sólo te sirven para estar guapo, son muy útiles para sacar espinas y otras incomodidades de vivir en la naturaleza, una vez se me metió en la pierna una pluma del saco) . También tijeras, y pasta de dientes, cepillo, crema solar, protección labial y resto de cosas de higiene corporal como papel higiénico.

  • Un kit de supervivencia: un mapa del área que vas a recorrer escala 1:25000 del servicio geográfico, brújula, móvil, pastillas de alcohol (para calentar la comida), pastillas potabilizadoras, rollo de cordón bramante, cerillas, clavos grandes (unos 6, te servirán como piquetas de viento para cuando montes tu tienda o extiendas la tela impermeable bajo la que descansar).

También te recomiendo meter en él una navaja multiusos, un lápiz o bolígrafo, cuaderno para tomar notas, una lupa y unos tapones para los oídos (ni te imaginas la de animales diminutos con los que convives hasta que te sumerges en el Camino y, si hace frío, además de protegerte contra los insectos lo harán contra los resfriados), recuerda que ponerse malo en el Camino de Santiago no es una opción. Sobre esto ya te contaré más adelante para que remates el trayecto con salud.

  • Saco de dormir y esterilla aislante. El saco, te lo recomiendo de plumas. Tienes en el mercado muchas opciones donde elegir según el clima y las previsiones meteorológicas además de tus gustos.

  • Manta ‘americana’, o cualquier cubierta que te sirva de manta y de techo y que conserve el calor corporal y te proteja de la humedad.

  • Chubasquero o pocho: recuerda que, aunque elijas las fechas estivales para coger la bici y hacer el Camino, sigas la ruta que sigas, inevitablemente acabarás en Galicia y si algo le caracteriza a esta bella tierra salvaje es su tiempo inestable con tendencia a la lluvia. De cualquier otro modo no sería ¡la tierra del agua!

  • Linterna y…¡pilas!: acordarse de lo gordo es fácil, lo importante de una buena planificación son los detalles. En mitad del monte no hay enchufe ni comercio que valga ¡acuérdate!

  • Cantimplora con martillo: para que puedas calentar el café y hacer la comida, no solo llevar agua.

Qué mochila escoger

Respecto a la mochila, te recomiendo una estilo ‘Altus’

Aunque puedes escoger la mochila que mejor cumpla tus necesidades debes tener en cuenta el tipo de viaje que estás a punto de realizar. Es una peregrinación, es decir, que va a suponer mucho esfuerzo y que vas a llevar lo justo pero eso sí, ¡todo encima!

Por ello mi consejo es que utilices una mochila con riñonera y que tenga acolchadas las correas de los hombros. Que cuente también con correaje para pecho y cintura (verás que cómodo es avanzar con la mochila bien sujeta) y que cuente con seta superior y bolsillos exteriores ya que son súper prácticos para guardar documentación, teléfono, cámara…y otras cosas personales como las llaves y la cartera (en algún momento volverás a la civilización).

El compartimento principal utilízalo para la ropa. No estás de viaje de lujo, calcetines, camisetas, ropa interior, guantes, bufanda o braga y jersey o sudadera son imprescindibles. Si quieres incluso, un bañador, por si cae chapuzón en algún río del Camino. También es útil llevar chanclas, para la ducha en los albergues si eliges esa opción y para descansar los pies cuando pares, dejando la piel al aire.

Coge fuerzas en tu travesía

Por último, debes tener en cuenta el esfuerzo físico que va a suponer tu marcha. Los alimentos calóricos, son geniales para coger energía y no llevarse un susto. Sería bueno que llevaras a mano (además de agua o bebida isotónica) frutos secos, fruta fresca, sal y azúcar, galletas y leche condensada. Un par de latas de comida también te vendrán fenomenal. Actualmente puedes hacerte en cualquier supermercado con una lata de fabada, lentejas, callos, albóndigas, arroz… o fruta en almíbar. Así solo tendrás que abrir y, en algunos casos calentar, para comer.

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