Reportaje

Leyendas del Camino de Santiago con moraleja que hay que conocer

Recopilamos algunas de las leyendas más increíbles relacionadas con el Camino de Santiago durante más de mil años de historia

Camino del Santiago

Camino del Santiago

Las historias y leyendas del Camino de Santiago más populares

Desde que el Camino de Santiago se originó allá por el siglo IX tras el descubrimiento de los restos del apóstol Santiago, no han sido pocas las personas que han contado las historias y leyendas de Compostela y de las diferentes zonas que se deben cruzar hasta llegar a la Catedral donde se encuentran los restos del Apóstol Santiago. Los diferentes lugares que se tienen que cruzar hasta Santiago, han hecho que algunos relatos de peregrinos del Camino de Santiago, se hayan trasmitido por diferentes puntos del mundo y que las historias del Camino de Santiago, ya sean toda un símbolo de esta famosa peregrinación.

En la actualidad y desde hace muchos años, han existido historias y relatos del todo sorprendentes, relacionados con las rutas jacobeas del Camino de Santiago. Si bien muchas son simples fábulas o cuentos del Camino de Santiago, otras historias cuentan sucesos más siniestros y oscuros, que nos hacen creer todavía más, en los misterios del Camino de Santiago y todo lo relacionado con ellos. Un lobo protector, la historia de un peregrino fantasma o el descubrimiento de unos pastores, son sólo algunos ejemplos de las leyendas del Camino de Santiago más conocidas y que todo peregrino debe saber. Si algún día estos relatos eran simples historias de peregrinos del Camino de Santiago, algunas de ellas ya son en la actualidad, toda una marca de identidad del Camino.

La leyenda del asno del Apóstol

Un matrimonio francés y sus dos hijos, se encontraban descansando en un hostal Pamplona para recobrar las fuerzas y continuar al día siguiente su camino hasta la Catedral de Santiago. A pesar de que solo iban a quedarse un día, la madre cae gravemente enferma por lo que la estancia pasa a ser mucho mayor. Pasado un tiempo, la mujer fallece y aunque esto provoca un cambio radical en el objetivo de esta familia, deciden continuar con la romería. 

Cuando el hombre y sus hijos deciden retomar su camino, el dueño del hospedaje les dice que tienen que pagar una gran suma de dinero por haber estado tanto tiempo habitando allí. Como la familia no tiene dinero, entregan su asno como forma de pago. Pasado este suceso, continúan con su andadura.

Mientras recorren el camino hacia la Catedral de Santiago, la familia se reúne para rezar y pedir ayuda al Apóstol. Días después, se cruzan con un anciano que les entrega un pollino para ayudarles en las etapas más duras. Finalmente cuando llegan a Santiago, el hombre tiene una visión con la cual descubre que el anciano  que le entregó días antes el animal era el Apóstol Santiago.

Una vez en el camino de vuelta a casa, la familia cruza por delante del mismo hostal en el que la mujer había fallecido. Allí descubren que el dueño del hostal había fallecido en un accidente y que la gente del pueblo decía que era causa de un castigo divino.

La leyenda de la Reina Lupa

Una vez que los discípulos del apóstol Santiago, Teodomiro y Atanasio, llegan a Iria Flavia en Galicia, su principal cometido es el de poder darle a su maestro un sepulcro digno. En busca de conseguir este objetivo, ambos van a hablar con la Reina Lupa, quién por aquel entonces dominaba esas tierras. Sin embargo, las cosas no salieron como pensaban y Lupa manda encerrarlos.

Milagrosamente, los discípulos escapan y vuelven a junta de la Reina Lupa para que les ofrezca algún medio con el que mover los restos del apóstol Santiago. Lupa los intenta engañar y los manda a por una carretilla a un prado donde se encuentran bueyes salvajes que finalmente los discípulos domestican cuando se ponen a rezar.

Ante estas milagrosas hazañas, la Reina Lupa se convierte al cristianismo e incluso ofrece su palacio para realizar allí la sepultura del apóstol. A pesar de esta oferta, los discípulos deciden buscar otro sitio, hasta llegar a un campo del bosque de Libredón, lugar en el cual le dan sepultura y donde tiempo después se construiría la ya conocida Catedral de Santiago.

Los pastores de Estella

La leyenda de los pastores de Estella nos cuenta la historia de como dos hombres descubrieron la imagen de una virgen en la cima del monte Puy, en el año 1085. Según cuenta la leyenda, una impresionante caída de estrellas habría conducido a dos pastores que se encontraban en la falda del monte hacia el lugar, encontrándose con la imagen de una virgen.

Tras avisar al sacerdote de su parroquia y volver todos al lugar, intentaron mover la imagen de la virgen, pero ni con todas sus fuerzas pudieron moverla ni un centímetro, debido a lo que parecía una gran fuerza divina, por lo que decidieron dejarla en el lugar y construir un templo en torno a ella. Solo cinco años después el rey navarro Sancho Ramírez fundaría la ciudad de Estella para dar cobijo a los peregrinos del Camino de Santiago (el nombre de Estella viene de stella, "estrella" en latín).

La leyenda del gallo y la gallina

Un joven alemán de 18 años, se encontraba realizando el Camino de Santiago junto a sus padres. Para recargar energías, se hospedaron en un mesón situado en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja) y en el cual una muchacha se enamoró locamente del jóven. Al no ser un amor correspondido, el despecho se invadió de la muchacha y metió en el equipaje del joven una copa de plata para luego acusarle de robo.

La mañana siguiente, el joven es declarado culpable y condenado a morir en la horca por su acto. Una vez muerto, sus padres se acercan al cadáver de su hijo para rezarle a Santiago por su alma cuando milagrosamente lo escuchan hablar. Totalmente sorprendidos le preguntan y este les dice que gracias al bienaventurado Santo Domingo de la Calzada.

Llena de felicidad, la familia se acerca al corregidor de la ciudad para contarles este milagro. Sin embargo, este se burla de ellos y les dice que su hijo está tan vivo como el gallo y la gallina asados que están a punto de comer. Tras este comentario, ambas aves recuperar sus plumas y se ponen a cacarear, para dar con ello credibilidad al milagro.

Leyendas del Camino de Santiago

Leyendas del Camino de Santiago

La batalla de Roldán y el gigante Ferragut

La leyenda de Roldán y Ferragut es una de las historias más difundidas en la zona de La Rioja y Navarra. Nos cuenta sobre la leyenda de la batalla entre el sobrino de Carlomagno, el caballero franco Roldán o Rolando, y Ferragut, un gigante al que se le atribuye ser parte del linaje de Goliat. Ambos se batieron en una lucha encarnizada en el Poyo Roldán (en Alesón, La Rioja), al divisarle Roldán y sus caballeros en su castillo mientras, según se cuenta, se dirigían en peregrinación a Santiago. 

La batalla entre los dos bandos, tremendamente igualada, se postergó durante días, sin encontrar los francos aparentemente ningún punto débil en Ferragut. Finalmente el gigante cayó desfallecido por las fuerzas encima de un también agotado Roldán, quien aprovechó para asestar una puñalada mortal en el único punto débil que se cuenta tenía Ferragut, su ombligo. De esta forma se cuenta que se logró expulsar a los musulmanes del castillo de Nájera, en La Rioja.  

La leyenda de Fuente Reniega

En la parte baja de la Sierra del Perdón existe una pequeña fuente, protagonista de esta antigua historia, que cuenta cómo el diablo se le apareció como un joven apuesto a un peregrino extasiado por el cansancio. Aprovechándose de su debilidad, el diablo le ofreció al peregrino un trago de agua en hasta tres ocasiones con la condición de que renunciara a Dios, a la Virgen y a Santiago, a lo que el peregrino se negó, rezando al cielo pidiendo ayuda. Tan fuerte era su fe, que al negarse la tercera vez el diablo desapareció dejando una nube de azufre, tras la que se revelaría la famosa fuente de la leyenda de Fuente Reniega.

La leyenda del peregrino fantasma

Esta leyenda es una de las más curiosas y está directamente relacionada con la ciudad de Santiago y los alrededores de la catedral compostelana. Habla del romance entre un clérigo y una monja del convento de San Pelayo a la que profesaba un gran amor, cruzando todas las noches un estrecho pasadizo debajo de la Plaza de Quintana -que unía el convento con la catedral- para encontrarse con ella. Cansado de vivir en la clandestinidad, un día el sacerdote le propuso a la monja quedar a media noche en la plaza para fugarse juntos y no volver jamás. Ataviado con una túnica de peregrino, el sacerdote esperó horas y horas a su amada en la plaza, pero esta nunca llegó y se cuenta que desde entonces todas las noches la espera en el mismo lugar como alma errante. 

Lo más curioso de la leyenda del peregrino fantasma es que en la Plaza de Quintana, en la base de la Torre del Reloj de la catedral, entre la Puerta Real y la entrada de la Puerta Santa, se puede entrever la sombra de un peregrino, con su capa, sombrero y bastón. Todo ello es el producto de un efecto óptico fruto a la iluminación de la plaza y la sombra del pararrayos de la Catedral de Santiago.

El lobo protector de peregrinos

Cuenta esta leyenda que un peregrino camino de Santiago de Compostela recorría los bosques de los Pirineos, cerca de Roncesvalles, cuando en una posada conoció a otro peregrino con el que entabló amistad. Tal era su camaradería que ambos peregrinos acordaron recorrer aquellos parajes juntos para protegerse mejor de las alimañas y los bandidos que acechaban esas tierras, sin embargo, en un momento de total descuido, nuestro peregrino se encontró con una puñalada en la espalda de su nuevo compañero, que no era otra cosa que un bandido aprovechándose de su confianza. El bandido le desposeyó de todas sus pertenencias y lo arrojó a su suerte, desnudo, por una ladera.

Desangrándose, el peregrino vio como se le acercaba una manada de lobos para complicar todavía más su final. Sin embargo cuando tenía a los lobos a un solo palmó, creyó vislumbrar un brillo en los ojos de un de ellos, lo que identificó como una aparición del mismísimo Santiago. Según cuenta la leyenda del lobo protector de peregrinos, la manada no le hizo ni un rasguño, dejándole morir en paz y rogando por su alma, y se dirigió en busca del bandido para cobrarse venganza. Este se había escondido en un refugio, donde se creía muy seguro, pero entre ronquido y ronquido se vio sorprendido por los lobos, que cobraron buena cuenta de él; todos menos el lobo de ojos brillantes, que no habría tomado parte de la venganza.

Leyendas del Camino de Santiago

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